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Los vecinos

Todos conocemos a nuestros vecinos. No vivimos con ellos pero sabemos de qué pie cojean. Está la cotilla, el rancio, el que huele mal, el del perro ruidoso, la parejita gritona… Todos conocemos a alguno de estos personajes. En mi bloque tengo un poco de todo.

  • La cotilla: Ésta hizo su presentación espectacular el mismo día en que me mudé a esta casa. Quiere saber con quién vienes a vivir, qué enseres traes… e incluso tiene la indecencia de mencionarte a los anteriores inquilinos, como si me importaran algo. Es la típica señora mayor aburrida. Suele vivir en el bajo, siempre con la puerta entreabierta para controlar al personal, o asomándose a la mirilla (se la oye desde fuera pegando el ojo).
  • El rancio: El rancio de mi piso es un señor de mediana edad, casado con una señora y ambos con una niña de unos 6 años. Tiene un perro y me lo encuentro a menudo sacándolo a pasear. El perro es muy cariñoso y siempre se me acerca para jugar o para que lo acaricie. Él, en un gesto mohíno, tira de la correa asfixiando al animal con tal de que no se acerque. También este individuo es el que sabe que vas detrás de él para entrar y te cierra la puerta en las narices.
  • El apestoso: El típico señor mayor que huele a meados. Lo mejor es no usar el ascensor ni con él ni después de él.
  • Las perfumosas: En contra están éstas. Particularmente, son dos hermanas adolescentes que cada vez que salen vacían medio frasco de colonia a granel. Aunque más bien huele a insecticida. Al igual que el anterior, mejor no usar el ascensor ni con ellas ni después de ellas. A ellas se une su madre que tiene un aliento que ni una bomba fétida.
  • La parejita gritona: Practican sexo ruidoso a cualquier hora del día. En contra está la parejita discutidora. El problema es que a veces no los distingues.
  • La niña rara: Sube con su madre normalmente y se te queda mirando con cara de espanto. Lo mejor es preguntarle: ¿No te ha dicho TU ABUELA que es de mala educación mirar fijamente?
  • La que se ocupa de todo (como si fuera su casa): Pone flores en los rellanos, coloca los felpudos, recoge algún papelillo… Estoy por llamarla y que me haga la casa.
  • El de Radiolé a las 8 de la mañana del sábado: Quiere que nos despertemos con alegres y folclóricas melodías.
  • El de la canica a las 3 de la mañana: Este lo conocéis.
  • La del cocido un lunes tempranito: Huele de maravilla, pero a esas horas no apetece ni un café.
  • El de la prostatitis: La cisterna tooooda la noche sonando

Esas celebraciones, reuniones familiares o de amigos que no tenemos porqué ir

  1. Bautizos/Comuniones. De verdad, no me invitéis a bautizos/comuniones de primos, ni de hijos de primos ni de conocidos. El niño/a no va a notar mi ausencia. Ya no es por el desembolso que supone comprarse un vestido medianamente bonito/barato ni el regalo del/a susodicho/a, si no que la celebración me toca los huevos. Y además, ¿por qué tomas decisiones por él? ¿Por qué no esperar a que él/ella sepa si se quiere bautizar? ¿Hasta qué punto la religión es un punto importante en tu vida para que se lo quieras inculcar a tu hijo/a? Y no me digas que vas a misa todos los domingos…
  2. Babyshower. Sí, la mariconada esta de reunirse las mismas borrachuzas de tu despedida de soltera, pero ahora, en vez de regalarte diademas con pollas con velo de novia, te regalan pañales y sonajeros.
  3. En la misma categoría entran las despedidas de soltera. Si ya me cabrean las bodas, las despedidas ni te cuento. Ahí está la novia con ese pollón en la cabeza, con un Martini en la mano y el rímel churretoso gritando: Chicasssss… sois las mejores…. De verrrgdad… soisss… guayssss.
  4. Bodas de parientes con los que no comparto ni un apellido. En esta categoría también entran las famosas bodas de “tengo que ir/tengo que invitarlos porque los padres de la novia invitaron a mis padres a su propia boda”. Es más, sin consultar ni nada, un día te llega la invitación a casa (porque tu madre le ha dado tu dirección). Y es fantástico ver cómo las cosas han cambiado. Ahora, al pie de página de la invitación ya no pone “se ruega confirmación”. Ahora ponen el número de cuenta corriente. Como diciendo: Nos da igual si vienes o no, pero ingresa aquí la pastuza.
  5. “Ir por quedar bien” o “para que te vean”. Anda, pásate por el hospital/tanatorio/funeral para que te vean, para que vean que has ido. La gente es hipócrita. Uno va a los funerales o tanatorios u hospitales por la persona en cuestión, no por los demás. Uno va a funerales por mostrar respeto al que se marchó. Es cierto que no lo va a ver, pero está en el corazón de cada uno los motivos por los que quieres estar en el último momento con alguien que significó algo en tu vida. Cuando alguien importante ya no está y sientes tristeza, el quedar bien no significa nada.

Hortera y cutre

Ambos términos se utilizan para denotar el mal gusto, pero no significan lo mismo y no se aplican indistintamente.

A ver si me explico… hortera es el resultado de un exceso, cutre en cambio es consecuencia de una carencia. Veamos unos ejemplos:

– Un cuarentón con camisa de raso brillante, desabrochada casi hasta el ombligo, mostrando el pecholobo sobre el que se balancea una cadena de oro gruesa con un Cristo redentor, con gafas de sol RayBan y pelo engominado patrás. Eso es HORTERA.
– En cambio otro cuarentón, que se está quedando calvo y se hace “la cortinilla” para tapar la calva superior, lleva un pantalón que le queda pesquero y camisa a cuadros estilo leñador, es un tipo CUTRE.

– Una señora de edad indeterminada, con pendientes de plástico rojo, blusón de seda de color fucsia, con zapatos de tacón de aguja y cinturón dorado, es HORTERA.
– Otra señora de edad indeterminada, con unas raíces que indican que hace tres meses que debería haber ido a la peluquería que se va a cenar a un restaurante con sudadera y pantalón de chándal, es CUTRE.

– Un bar, con luces fluorescentes de los 80, sombrillas hawaianas, mobiliario de plástico chillón, cubierto con almohadones imitando al leopardo y espejos ahumados ocupando la mitad de las paredes, es HORTERA
– Un bar con mesas y sillas de aluminio, suelo de hormigón, cuya única decoración son las fotografías de los calendarios de los negocios del vecindario sobre una pared descascarillada, es CUTRE.

Los modales

Hay cosas que echo de menos…

1º Conversaciones en voz baja en un restaurante o cualquier sitio público.
2º El no ceder el asiento a personas mayores, embarazadas o impedidas.
3º El sujetar la puerta al que viene detrás.
4º El esperar el ascensor para que entren otros.
5º El pedir disculpas cuando se estornuda.
6º El tratar de usted.
7º El saludar cuando se entra por primera vez en un sitio con un hola o buenos días.
8º El chocarse con alguien por error y recibir un grito en vez de un “disculpe”.
9º El dar las gracias cuando nos hacen un favor o nos sirven y empezar las frases con un “por favor, disculpe, ¿le importaría…?”.
10º El pedir permiso para fumar cuando se sabe que hay personas no fumadoras o salirse a fumar fuera cuando hay niños delante.
11º El pedir disculpas cuando estando en una conversación tu interlocutor tiene que responder el teléfono y te deja tirado.
12º El responder un simple email con un “gracias”.

Casi todo sobre las mujeres

Está bien. Os voy a revelar todos los secretos de las mujeres, así que por favor, estad atentos y seguid leyendo. Os explicaré lo que hay en nuestro bolso, lo que es tener tetas, nuestras fantasías, los tangas, los zapatos, tacones, nuestra ducha…. Todo está aquí.

EL BOLSO
¿Qué llevamos en él? Chicles, las gafas de sol, las de ver, pañuelos de papel, compresas, tampones, un bolígrafo, una agenda, pintalabios, el móvil, horquillas, una lima de uñas, tiritas por si nos hacen daño los zapatos…

¿QUÉ TIPO DE MOVIDA SEXUAL NOS GUSTA MÁS?
Se lo han preguntado a un estudioso del tema y su respuesta: El hombre coge a la mujer en sus brazos, ella se deja sostener lánguidamente y él dice: Te quiero por siempre jamás, y lo hace bastante a menudo. No, venga, en serio.
Otra estudiosa del asunto, una sexóloga que además es dueña de la sexshop más famosa del mundo en San Francisco dice que lo que más oye ella acerca de esto es: sexo oral (recibirlo, se entiende) y un buen polvo. ¿Posturas? 30% prefieren a la mujer encima y de frente. Otro 30% el misionero. El 24% estilo perrito y el 3% la mujer encima de espaldas. Pero la mejor manera de saberlo es esperar nuestras respuestas según vas haciendo.

¿CUÁLES SON LAS FANTASÍAS MÁS COMUNES QUE UNA MUJER TIENE?
Según las encuestas la mayoría se decide por el de chacha sexy, adoptando un papel sumiso. Y en segundo lugar es la de devora-hombres, donde se explora el lado contrario.

¿CÓMO DE DIVERTIDO ES TENER TETAS?
¿Es divertido tener pelotas? En fin… muchas mujeres no pasan más tiempo que vosotros pensando en vuestros cojones. Si son muy grandes, tenemos problemas para encontrar ropa interior, bañadores, camisas. O incluso se cuestiona si son de verdad u operados. Si son pequeños te llaman profesora de natación: Nada por delante, nada por detrás.

¿POR QUÉ TENEMOS FAMA DE MALAS CONDUCTORAS?
No es nuestra manera de conducir la que os molesta, sino la velocidad. Simplemente somos más cautelosas. Es verdad que hay alguna panoli que la ves sentada frente a un coche y te preguntas si le dieron el carné en la tómbola, pero así también hay hombres, que se toman la conducción como una carrera de fórmula 1, donde hay que llegar pronto a todas partes, insultando, despotricando y haciendo barbaridades en la carretera. Mira, es muy fácil, si quieres llegar pronto, sal antes.

¿CÓMO ES DE DIFERENTE UN ORGASMO MASCULINO A UNO FEMENINO?
Fijaros en una peli guarra. Por si no lo sabíais el fotograma más caro de una peli porno es el orgasmo masculino, por eso siempre se hace fuera, nunca eyaculan dentro. Es lo más valioso. Se hizo una encuesta a 100 personas, consistía en describir cómo sienten cada uno de ellos. Después se dio a leer esas descripciones a otras personas, y no fueron capaces de saber si esa descripción la había hecho un hombre o una mujer. Por supuesto que hay diferencias: las mujeres no eyaculamos. Aunque andan por ahí unos vídeos…

¿POR QUÉ SIEMPRE ESTAMOS FRÍAS?
Básicamente porque llevamos poca ropa para complacer a opresores patriarcales y falocéntricos como tú. De acuerdo con un estudio de no sé dónde, aunque las mujeres tenemos más grasa corporal, esa capa de grasa también nos protege del calor.

CUÁNDO MIRAMOS A UN HOMBRE POR LA CALLE, ¿EN QUÉ NOS FIJAMOS?
En el culo, básicamente. También dice un estudio del profesor no sé quién que nos sentimos atraídas por la forma en V de los torsos masculinos. Aunque también digo yo que hay un refrán que dice: Ancho de espaldas, estrecho de culo, maricón seguro. Si miramos a una mujer, nos fijaremos exactamente en lo mismo y en sus zapatos.

¿EN QUÉ PIENSA UNA MUJER CUANDO PRACTICA SEXO?
Básicamente piensa en su aspecto. Nos preguntamos constantemente si se habrá fijado si me he depilado, en la celulitis, en ese granito ahí… Dile a una mujer lo perfecta que es y lo tienes todo ganado.

¿EL TANGA ES CÓMODO O SÓLO LO LLEVAN PARA LOS HOMBRES?
Ni una cosa ni la otra. Es sólo para evitar que se marquen las costuras de las bragas.

¿POR QUÉ NOS GUSTAN TANTO LOS ZAPATOS?
Es muy fácil: los zapatos nos suministran una rápida y fácil forma de ajustar nuestra apariencia. Y vosotros los tíos lo apreciáis aunque no os deis cuenta. Ejemplo: Dos chicas con vaqueros en una habitación, una lleva unos zapatos de aguja, y la otra unos mocasines. ¿A por cuál vas?

¿QUÉ PASA CON EL BAÑO?
El baño para nosotras es nuestro ritual para sentirnos bien con nosotras mismas, espiritual y físicamente. Nos da tiempo a pensar, a relajarnos, y también a depilarnos, a teñirnos, a hacernos las uñas, a exfoliarnos, a hidratar la piel y el pelo, a quitarnos los callos de los pies… y esas cosas. Y también os preguntaréis porqué vamos juntas al baño. Más sencillo de lo que creéis. Por si no os habíais dando cuenta algunos baños públicos, véase bares, discotecas, gasolineras y etc, no tienen características higiénicas aptas para el contacto de nalga femenina. Si vamos con nuestra compi, ella nos sujetará el bolso y el abrigo.
¿ES CIERTO QUE TENEMOS UN UMBRAL DEL DOLOR MÁS ALTO?
Dicen que las mujeres somos más pacientes y tolerantes que los hombres, y es cierto, puesto que nos quejamos menos – a ver si aguantáis esos malditos calambres menstruales todos los meses; pero estudios dicen que nuestro umbral del dolor es todo lo contrario, está más bajo. Esto es, muchas mujeres identificarán una situación dolorosa antes que los hombres. Las mujeres están “sintonizadas” para identificar el dolor antes que los hombres. El dolor es algo que se aprende. Lo que el cerebro aprende es cómo identificar lo que podría ser doloroso o dañino. Así que es un mecanismo de autodefensa, por lo tanto un umbral de dolor más bajo es más sensible también. No es más que una técnica de supervivencia.

¿POR QUÉ TENEMOS VEJIGA DE HÁMSTER?
Las mujeres somos más propensas a desarrollar infecciones en el tracto urinario, como cistitis. Yendo al baño con frecuencia bajan las posibilidades de contraer enfermedades como esta.

¿POR QUÉ A LAS MUJERES NO LES GUSTA TANTO EL PORNO COMO A LOS HOMBRES?
Nos gusta, pero de otra manera. Por supuesto no esperamos que al final de la peli se casen y sean felices. Básicamente nos gusta el porno de ese que puedes ver con tu madre. El hombre es muy visual, le gusta mirar. Cuando ve una porno no se excita por lo que ve, sino porque se imagina siendo el protagonista. Para las mujeres es más el contexto, la interacción social, no está tan enfocado a las partes del cuerpo.

¿He resuelto algunas de vuestras dudas? Si es así, me alegro. Si no, seguid intentándolo y averiguándolo.

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El canon de belleza femenina es una abominación

El eslogan publicitario de L’Oréal es «Porque nosotras lo valemos». Pero no va en serio, claro. Si lo hiciera, podría incluir a personas que se parezcan a “personas de verdad” en sus campañas de marketing. Así que la ASA “Autoridad de Estándares de Publicidad” ha decidido prohibir dos anuncios de L’Oréal: esto podría ser el comienzo de algo maravilloso.

En los dos anuncios salen, respectivamente, Julia Roberts de 43 años y Christy Turlington de 42 promocionando la base de maquillaje Lancôme Teint Miracle (fijáos qué cara le han dejado) y la base de maquillaje “eraser” de Maybelline (nótese el uso de la palabra “eraser”, que en inglés significa borrar, aniquilar, arrasar, y echad un ojo al anuncio). Estas señoras tienen ya una edad, en el mundo de la moda y belleza son unos vejestorios. Así que la belleza hizo lo que pensó que sería oportuno: tomó las fotografías, observó los defectos y los eliminó. Así aparecieron estas mujeres, improbablemente radiantes, extrañas y casi radioactivas.

Ningún maquillaje puede hacer eso. Las dos damas de los anuncios han sido digitalmente retocadas hasta el extremo. La marca también recibió críticas por la máscara de pestañas “Telescopic” en la que aparecía Penélope Cruz con pestañas postizas y el champú Elvive, protagonizado por Cheryl Cole con extensiones en el pelo.

No estoy en contra del uso del maquillaje, ni mucho menos. Tener la cara como el hijo bastardo de ET o ser Chewbacca no es mi reto. Pero el alcance de la industria de la belleza y de su hermana fea, la moda, llegan lejos para vender sus productos, de manera peligrosa y repugnante.

En busca del beneficio, se ha creado un ideal homogéneo de belleza femenina que no tiene nada que ver con cómo las mujeres son realmente. Ese ideal es una abominación – muerto de hambre, depilado, planchado, encogido y esquelético.

Su meta es VENDER INSATISFACCIÓN porque claro, el que te gustes a ti mismo no vende nada.

En los 50, 60 y en los 70 una talla 40, con caderas y pechos podría ser un bombazo en el cine. Marilyn Monroe, Jane Russell, Ava Gardner – todas tenían carne y rostros interesantes con imperfecciones. Jane Russell tenía unas cejas puntiagudas y la Gardner tenía un hoyuelo en la barbilla maravilloso. Eran personas, nada más. Las modelos y actrices de ahora son pequeñas y extrañamente idénticas, con toda la grasa absorbida y más pintadas que una puerta, extensiones de pelo hasta el infinito, con el efecto “chupachups” (la cabeza es enorme en comparación con el cuerpo), dietas, entrenadores personales… Eso no sólo es aburrido, ofensivo y una pesadilla para la gente que le gusta ver actrices que de verdad saben actuar, en vez de posar poniendo morritos. La cámara miente, y hoy más que nunca.

No tenéis más que fijaros en la semana de la moda de cualquier lugar – un evento de monstruoso autoengaño y estupidez. Me fijo más que en los modelitos en los pequeños bracitos de las maniquíes, que son del mismo grosor que sus muslos. Parecen enfermas, tambaleándose en esos tacones imposibles. Y la gente aplaude enloquecida cuando aparece el creador de tales telas, y te fijas en él/ella y te preguntas porqué no hace prendas para gente como él/ella, gente pequeña, no muy delgada, feúchos… Son inmunes y han olvidado cómo es la gente normal. También me doy cuenta de que ellos mismos son víctimas de su propio sueño. Galliano es un gilipollas, McQueen está muerto y sospecho que  sintiera algún aprecio por las mujeres. ¿Quién ve cómodo caminar con estos zapatos tan horrendos? Ambos Valentino y Lagerfeld parecen que hubieran abusado en demasía de la cirugía estética, lo que sugiere que no les gusta mucho el espejo. Estos diseñadores no aprecian a las mujeres, quieren vernos embutidas en tallas 34, con piernitas que apenas nos sostengan sobre zapatos horrorosamente enormes, con maquillaje que acentúen los huesos de nuestras caras. Y  las caras de estos individuos reflejan tristeza e insatisfacción, como mujeres viejas. Me gustaría verlos en pantuflas y batita saliendo a por el pan.

Cuando una modelo deja la pasarela y muere de fallo cardíaco o anorexia siempre surge algún debate sobre prohibir la talla cero (que es una 34 en Europa) y que se usen mujeres de “talla grande” o talla 6 (talla 40 en Europa, jaja, talla grande). En 2006 Armani dijo que había que luchar contra la anorexia. Mirad su colección de otoño-invierno 2011/12 y me decís si algo ha cambiado.

A veces un producto, como Dove usa “mujeres de verdad” – lo que significa gordas – en sus anuncios, pero esto es sólo es una artimaña. Una persona normal se siente identificada e incluso llega a decir “deberían hacer más anuncios como estos”. Un claro ejemplo de publicidad hipócrita. Utilizando, manipulando y exprimiendo las debilidades del ser humano han conseguido posicionarse en el mercado y además quedar como buenos, comprensivos y tolerantes. Su campaña publicitaria donde nos muestran a las “mujeres reales” y “la belleza real” me hace alucinar como pocas cosas. ¿Me lo parece a mí, o son todas guapas? Son distintas constituciones físicas, pero lo mejor de cada una de ellas. Esas chicas has sido elegidas bajo un exhaustivo casting, más complejo quizá, que elegir a una modelo “estándar”. ¿Me están tomando el pelo? Si nos van a mostrar su “belleza real”, ¿por qué no han elegido 6 chicas al azar?

Espera que ahora es cuando me da la risa, pues resulta que Dove es una marca de Unilever que entre otras tiene a Axe, caracterizada por una publicidad de claro carácter sexual protagonizada por mujeres  macizorras. Por un lado Dove, un producto orientado a la mujer y con un mensaje de aceptación de múltiples tipos de belleza y fomentando la autoestima y por otro lado Axe, un producto orientado al hombre, que explota el actual prototipo de belleza… sí, sí el de las «irreales«.
Y por favor, no empecéis a contarme que cada marca es independiente que me aburro. Es fantástico que la gente se acepte tal y como es, pero no lo utilicéis para venderme productos y compartas beneficios con los provenientes de los que predican un rol radicalmente opuesto.

Esto es como la tendencia actual de las empresas de hacer productos que respeten el medio ambiente. No es que les preocupe, lo que previamente han jodido sin escrúpulos, simplemente que la sociedad va tomando conciencia y el mercado destinado a este tipo de personas aumenta… y con ellas las ventas.

La revista Vogue hizo un reportaje donde el propio fotógrafo era fotografiado… sin cabeza. Probablemente era demasiado feo para aparecer con cabeza. Esa era la venganza de Vogue: hazle más delgado, quítale la cabeza.Eso es lo que quieren de nosotras, las mujeres, que no pensemos. Tenemos impuestos unos cánones que han pensado 3 misóginos de pacotilla. ¿Qué tiene de hermoso una mujer escuálida, con los pómulos afilados, con la clavícula sobresaliendo, con las costillas marcándose a través de las telas? ¿Por qué nos quieren ver así? ¿Por qué te quieres ver así?

Esas “cosas de mujer” que me cabrean (¡y yo soy una!)

1.       Que se amparen en “tengo la menstru” para cambios de humor, malas contestaciones y lloros sin sentido.

2.       Que se vistan como putillas y luego, cuando un tío les mire las tetas, se cabreen.

3.       Que no sepan más que hablar de Bershka, Zara y Blanco.

4.       Que se crean, que porque no llevas falda, mechas y tacones no eres igual de femenina que ellas.

5.       Las que se quejan a todas horas de “estoy gorda”. Pues si eso piensas tú… es que lo estás.

6.       Y con esto viene las que siempre están a dieta y no dejan de comentarlo pero se piden el BigMac, eso sí, con Coca-Cola light.

7.       Las que necesitan la constante aprobación de “su amiga del alma” o novio para hacer cosas.

8.       Las que no dejan de hablar de su novio y cualquier tema de conversación es bueno para sacar el tema de “mi novio”.

9.       Las que te preguntan: “Te has maquillado, ¿qué celebramos hoy?”

10.    Las que se atusan el pelo a todas horas y buscan espejos en todas partes.

11.    Las de “por mis huevos me pongo esos tacones aunque parezca un pato mareao caminando borracho”.

12.    No hay cosa que más asco me dé que una mujer oliendo a tabaco y alcohol.

13.    Las que se obsesionan con combinar todo lo que llevan puesto y las que se creen que porque se lleve de moda, a ellas les queda bien.

14.    Las que acaban de ser mamás y se creen que nos interesan las cagadas y vómitos de sus nenes.

15.    Las que cuentan intimidades sexuales con todo lujo de detalles.

16.   Las que nunca llevan un pavo y siempre tiene que ir el marido o el novio pagando todo.

 

Otro post de «Cosas de chicas» aquí.

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¿Pero qué estás mirando, pedazo de cerdo?

Café con pincho de tortilla

Esta mañana surgió la conversación acerca de esas personas que se toman un pincho de tortilla con un café con leche. Todos estamos en que cada uno come lo que le apetece y hace lo que le da la gana y bueno, por eso yo también comento. Lo que voy a hacer, la próxima vez que vaya a un bar, será pedirme un colacao con unos boquerones en vinagre.

Quiero decir… ¿no sería mejor comerse una tostada o un croissant con el café que con un pincho de tortilla? La primera vez que lo vi casi echo la pota, ¡ya pensé que el individuo iba a remojar la tortilla en el café!

Y todo esto viene también por la nueva cocina de diseño que se estila por estos tiempos. Unas cartas incomprensibles, con ingredientes raros, técnicas con nitrógeno, que te hacen poner cara de “¿pero esto qué coño es? ¿esto se come o se esnifa?”. Estos nuevos cocineros se creen que mezclando una carne con salsa de chocolate o caramelo de naranja fundido son la hostia. O sea, un solomillo de 250 gramos que él sólo cuesta 20 pavos me lo aderezas con mermelada de frambuesa. ¡NO ME JODAS! ¿Y para desayunar? Ah, sí, la tortilla de papas, ¿no?

Es como el mundo al revés. Hay peña que toma cereales para cenar, tortilla para desayunar, carne con salsa de caramelo de pistacho para comer… Y un bocata de boquerones para merendar para los nenes, según salgan de cole, ¿vale?

Mucha cocina de diseño pero sinceramente, te cambio ese solomillo con frambuesa por una ración de patatas fritas con huevo y chistorra.

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Los hijos de la Guerra del Vietnam

En algunas películas americanas vemos referencias a la guerra del Vietnam, pero poco sabemos de ella. Algunos apenas recordamos cuando estudiamos en el instituto la guerra civil española… Pero bueno, a lo que vamos. He encontrado un texto que hace referencia a esa guerra y a “sus daños colaterales”. Los hijos que las mujeres vietnamitas tuvieron a causa de las violaciones sufridas por los soldados norteamericanos.

A Cao Thi My Kieu, una mujer nacida hace 41 años en la localidad de Na Trang, se le sigue escapando algún sollozo cuando recuerda el infierno de su infancia y los insultos que le dedicaban los demás niños.

«Me llamaban ‘my lai‘ (medio americana) o ‘my den’ (negra americana), se burlaban de mí y tuve que dejar de ir al colegio; por suerte un vecino me enseñó durante unos meses, lo justo para aprender a leer y escribir».

Esta mujer de piel oscura y pelo rizado, con un corpachón impropio de una asiática y ojos menos rasgados que los de la mayoría de sus compatriotas, vive junto a su marido, Tran Van Thach, y su hija Zao, de 10 años, en una exigua habitación de una barriada humilde de las afueras de Ho Chi Minh, la antigua Saigón.

Unos 50.000 niños amerasiáticos se quedaron en Vietnam al finalizar la guerra en 1975, de los cuales 23.000 pudieron emigrar a Estados Unidos gracias a un programa de acogida impulsado por Washington y la ONU en los años 80.

A diferencia de dos de sus hermanos, que hoy viven en EEUU, Kieu nunca cumplió los requisitos del programa porque carece de documentos que prueben su origen: su madre quemó su partida de nacimiento después del conflicto por miedo a posibles represalias.

«Pensó en enterrar los documentos, pero tuvo miedo de que el Gobierno terminara encontrándolos y la castigara, así que terminó quemándolos», cuenta la mujer.

Kieu también fue víctima de la costumbre de algunas familias adineradas, que en los años posteriores a la guerra pagaban a jóvenes amerasiáticos a cambio de que éstos adquirieran su apellido.

Obtuvo un carné de identidad falso con el apellido de su nueva «familia», que esperaba emigrar a Estados Unidos a cuenta suya, pero el consulado americano se dio cuenta de que la documentación era falsa y nunca le dio los permisos.

Al igual que miles de vietnamitas en situación parecida, popularmente conocidos como «bui doi» (polvo de la vida), Kieu no puede optar a ningún trabajo de funcionaria, pues el régimen comunista le obliga a aportar información sobre sus padres y decir a qué se dedicaban antes de la caída de Saigón, en 1975.

Con una formación académica deficiente y discriminada por su aspecto físico, su única salida es vender lotería en una esquina, después de ser rechazada hace poco en trabajo para fregar platos en un restaurante.

En situación parecida se encuentra su marido, Thach, hijo de un soldado blanco y también sin papeles que lo acrediten.

«Nos conocimos cuando fuimos al Consulado para solicitar la acogida en Estados Unidos. A los dos nos dijeron que no y le dije en broma que siendo así, no sería bueno que termináramos casándonos juntos», rememora sonriente Kieu.

Los rasgos de Thach no son tan reveladores como en su esposa, pues al hombre sólo le asoma algún pelo rubio en el bigote y tiene la piel más clara que otros vietnamitas.

Sin embargo, también sufre la incomprensión de sus compatriotas, que le siguen insultando cuando va por la calle, pero reconoce que su situación es mejor que la de los hijos de negros, peor vistos.

«El primer ministro vietnamita prometió hace unos años junto al presidente George W. Bush que buscaría a los amerasiáticos y les ayudaría a ir a EEUU, pero no hacen nada», se lamenta.

Mientras relata sus desventuras, su hija Zao, vestida con un impoluto uniforme escolar, corretea, entra y sale de la habitación y observa la escena con curiosidad.

«Su profesora notó que sus rasgos eran distintos y nos preguntó si era vietnamita. Se lo explicamos y no hubo mayor problema, los niños no se ríen de ella y nadie la mira mal. Tendrá un futuro mejor», afirma Thach.

(Este podría ser el aspecto de Cao Thi My Kieu)

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Un pensamiento

Todo lo que una persona recibe sin haber trabajado para obtenerlo, otra persona deberá haber trabajado para ello, pero sin recibirlo.

El gobierno no puede entregar nada a alguien, si antes no se lo ha quitado a alguna otra persona.

Cuando la mitad de las personas llegan a la conclusión de que ellas no tienen que trabajar porque la otra mitad está obligada a hacerse cargo de ellas, y cuando esta otra mitad se convence de que no vale la pena trabajar porque alguien les quitará lo que han logrado con su esfuerzo, eso… mi querido amigo… es el fin de cualquier Nación.

“No se puede multiplicar la riqueza dividiéndola”.

Adrian Rogers, 1931

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