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Generaciones

Yo sé que los de mi generación hemos experimentado tres cosas que van a evitar que prosperemos en la vida. Y a qué generación pertenezco, os preguntaréis. Pues he nacido entre lo que llaman Generación X y Generación Y. En la Generación X, aunque no existe un rango universal con fechas exactas, se suele incluir a las personas nacidas en los años 60 y hasta principios de los 80. No hay precisión tampoco respecto a las fechas de inicio y fin de la Generación Y. Los demógrafos suelen utilizar los primeros años de la década de 1980 como años de inicio y de mediados de la década de 1990 a principios de la de 2000 como años de finalización. Aunque el rango más considerado por muchos es desde 1986 hasta 1999. El término millennial se acuñó en 1987, en un momento en que los niños nacidos en 1982 iniciaban la educación preescolar y los medios de comunicación identificaron por primera vez su posible vínculo con el inminente nuevo milenio como la clase que finalizaría la educación secundaria en el año 2000. He nacido en 1982, por lo tanto digamos, que debido a la inexactitud de comienzo y fin de estas generaciones, estoy entre el final de una generación y el comienzo de otra, así que considero que tengo características de ambas.

Por ejemplo, viví la llegada del CD, el PC de escritorio, el pinball, el walkman, el fin de los casetes y videocasetes y el nacimiento de Internet. El boom del messenger, las salas de chat, la creación del CV digital, el pirateo y descargas ilegales a través de programas de dudosa procedencia. Y también viví la llegada del teléfono móvil de manera masiva a manos del ciudadano de a pie. Se acabó ir a la biblioteca a fotocopiar libros para documentarte. ¿Quieres aprender idiomas? Chatea con uno en la otra punta del mundo, eso sí, no mucho tiempo que hay que usar la línea fija de casa. He ido viviendo revolución tras revolución sin apenas darme cuenta. He cambiado mi forma de comunicarme, relacionarme con otros, de comprar, de buscar trabajo…

Pero aún no he llegado a mencionar esas tres revoluciones que van a evitar que los de mi generación, y en particular yo misma, prosperemos en la vida.

1.- Las ETTs, o lo que es lo mismo, el cáncer del sistema laboral. Entre 1993 y 1996, entre la finalización del gobierno de Felipe González y la entrada del gobierno de José María Aznar se gestó esta abominación que vienen siendo las empresas de trabajo temporal, o lo que es lo mismo, las agencias retribuidas de colocación que definían a toda persona, sociedad, institución, oficina u otra organización que sirviera de intermediario. Imaginaos la siguiente situación. Una empresa cuya empleada va a iniciar una baja maternal necesita cubrir esa plaza y que alguien siga manteniendo las tareas que ha venido haciendo. Obviamente esa persona tiene intenciones de reincorporarse a su puesto una vez finalizada su baja. ¿Qué se hace? Se llama a una empresa de trabajo temporal que se encarga de buscar al candidato, entrevistarlo, firmar el contrato con él y pagarle el salario. Se puede decir que para la empresa que necesita cubrir el puesto son todo facilidades, ¡no tiene que hacer absolutamente nada! Bien distinta es la situación en la que se encuentra el trabajador, pues como se suele decir, tiene que bailarle el agua a dos empresas. Con una tiene que dar la cara y representarla como si de un empleado de plantilla se tratara, solo cuando todo vaya bien. Porque cuando haya algún problema a quien debe recurrir es a la otra, a quien le paga. ¿Cómo que estás haciendo una hora de más todos los días? Pues dile a la empresa cliente que te lo ponga en tu parte de horas. Porque no te das cuenta de las horas que trabajas hasta que ves que por cada hora te van a pagar 5’75 euros… brutos. Cuando llega el final de la baja maternal, lo lógico sería que la trabajadora recuperara su puesto y funciones y aquí paz y después gloria. Pero no, resulta que la trabajadora, debido a la nueva adquisición en su familia, se incorpora con una reducción de jornada. Y a la persona que la sustituye se le ofrece también el puesto a media jornada, complementario de la trabajadora titular. ¿Por cuánto tiempo? Imposible de saber. ¿Hasta el fin de los tiempos? ¿Qué hace esa trabajadora sustituta? Buscarse otro empleo (no es que haya dejado de hacerlo en ningún momento) que por lo menos cubra la jornada completa.

Para quien no lo sepa en los salarios que se reciben de las ETTs está incluido todo. Es decir, el día que finaliza tu contrato te pagarán lo trabajado hasta el momento. Están incluidas las vacaciones y las pagas extras. Por lo que, si se te ocurriera caer enferma, tendrían que descontarte del salario los días no trabajados. Es lo que viene siendo un jornalero. Y es más, si tu baja se alargara más de lo que la empresa cliente pudiera aguantar sin ti, la ETT está obligada a proporcionarle otro candidato para sustituirte. Un sustituto para el sustituto, ¡lo nunca visto! He trabajado para bastantes ETTs y el principal problema para la trabajadora, a parte obviamente de precario salario y las condiciones, es la relación que se genera con la empresa a la que le prestas servicios. No estás incluida en la toma de decisiones, no se cuenta contigo para nada, simplemente te dejas llevar por la corriente. Como anécdota os contaré lo siguiente. Un verano me contrató una ETT para sustituir a una persona que se iba de vacaciones un mes. Y en febrero del año siguiente contactaron nuevamente con la ETT para ver si yo estaba disponible para esta vez una posición que no era de sustitución, sino de soporte a otro departamento, algo más estable. ¿Por qué la empresa no contactó conmigo personalmente? ¿Por qué recurrieron a la ETT? ¿Por qué pagar por un empleado 3 veces más a través de una ETT que contratándolo directamente, sin intermediarios? La vuelta a esta empresa fue como si no me hubiera ido. Todo el mundo me dio la bienvenida, se alegraron de mi vuelta, abrazos… Ojo, todo un sentimiento falso de pertenencia a un grupo que solo te ve como “servicios” cuando llega la factura de la ETT con las horas de tu trabajo. Así es, mi trabajo viene cotizado en una factura. Se acercan las navidades y el negocio ha ido muy bien. Se celebra una fiesta para celebrar el no sé cuántos aniversario de la marca en España, a la que sorpresivamente me invitan, y en ella se comunica que en navidades nos vamos a París, a la sede central de la empresa. Nos van a pagar un fin de semana en París con el billete de avión, la estancia en el hotel y la cena, y tendremos la oportunidad de conocer a los compañeros de otras sedes con las que trabajamos en la distancia todos los días. En unos días nos llegará un email para confirmar nuestra asistencia. Ingenua de mi, a una semana de la fiesta, le dije a mi supervisora que no me había llegado el mensaje. A lo que me contestó que lógicamente yo no estaba invitada, que no pertenecía a la empresa. ¿Cómo que no pertenezco a la empresa? Llevo aquí 10 meses, me habéis invitado a la fiesta donde me habéis dicho que estamos invitados, tengo que llevar un uniforme con vuestro logo y colores, tengo que responder al teléfono con el saludo corporativo, tengo que dar la cara por vosotros y responder a clientes insatisfechos. ¿No soy de la empresa? Pues por 5’75 euros (brutos) la hora, no.

Las empresas se aprovechan de la existencia de estas contrataciones por ETT para no hacer jamás indefinido a un empleado. ¿Les da miedo el vínculo que se pueda crear? ¿No te apetecería más tener a un empleado competente que realice sus tareas con eficacia y bien remunerado e integrado en un equipo de trabajo que estar constantemente enseñando a una persona distinta cada X tiempo?
2.- La burbuja inmobiliaria, otro cáncer, o lo que es lo mismo, cuando a alguien se le ocurrió pensar que si ponía a la venta su piso a 2 euros, ¿por qué no lo iba a poner a 6, a ver si venía algún imbécil y lo compraba? Y lo que es peor. Cuando a este tándem se unieron los bancos y repartieron hipotecas a mindundis mileruristas a diestro y siniestro a 40 años por pisos de 270.000 euros cuando no llegaban ni a 90.000. Ahí va la pareja ilusionada, ganando mil eurillos cada uno de ellos. Van a pagar unos 800 euros al mes de hipoteca. El salario prácticamente de uno de ellos se va en la hipoteca, pero aún así, el banco también les dice: Anda, cambiaros de coche. Y ella se queda embarazada. Después de tener al bebé y de incorporarse a su puesto de trabajo, a ella la despiden. En unos meses no podrán hacerse cargo del pago mensual. ¡Qué malos los tíos del banco! ¿Cómo pueden dormir sabiendo lo que está pasando esta familia? ¿De qué van a comer? ¿De qué van a vivir? ¿Cómo van a pagar las facturas? Los bancos viven de comisiones y de desgraciados como tú y como yo. Ese es su trabajo. ¿Qué os parecería una asignatura de “economía básica” en el colegio? Mi pareja y yo, hace unos meses decidimos comprarnos una casa, o por lo menos intentarlo, porque ambos habíamos alcanzado cierta estabilidad laboral. Fuimos a la inmobiliaria, fuimos al banco y hablamos con todas las partes interesadas. Resulta que hay que pagar en efectivo más o menos el 30% del valor de la vivienda. Llevo trabajando 18 años en las condiciones descritas en el punto nº1. ¿Cuánto es el 30% de nada?
3.- Y por si fuera poco, después de haber estado sufriendo en esta vida con trabajos de mierda y en casas de alquiler de mierda, dudo mucho que vaya a cobrar una pensión. Así que solo rezo para que mis padres me dejen algo en herencia, unas migajas, para tener un techo donde caerme muerta. Sé que si me quedo sin empleo, tendré un techo. Os cuento que a finales de los 70 mi padre ganaba, pasado a euros, 72 euros y mi madre 48. Se compraron un piso que costaba, en euros, 7.212 euros. Lo pagaron en 10 años. En ese lapso de tiempo tuvieron 2 hijos, en colegio privado hasta empezar la secundaria. Mi padre, camarero, mi madre, asistenta del hogar (más tarde ama de casa sin ingresos). Mi padre echaba 14 horas sirviendo mesas, libraba un solo día a la semana, el restaurante donde trabajaba iba tan bien que cerraban un mes y medio al año de vacaciones pagadas para todos los empleados. Hemos tenido siempre coche (modestos, nada extravagante), nada pagado a plazos (excepto la casa), vacaciones en la playa, sin lujos, lo que se dicen vacaciones familiares, pero eso sí, a todo tren: comidas fuera, papacompramé… Sin marcas ni gilipolleces, pero se vivía de puta madre. Con el salario de una sola persona salió adelante una familia de cuatro miembros.

Y ahora no te puedes independizar si no es compartiendo piso con otros cuatro borregos como tú, peleándoos por las baldas de la nevera y el cajón del congelador. Discutiendo por a quién le toca limpiar el baño. Ahora toca la mediocridad, aguantar hasta los 40 en casa de mamá y papá, con tu título de no sé qué cogiendo polvo entre las estanterías con los libros de Barco de Vapor de cuando eras niño.

Ahora, aun trabajando, somos pobres.

 

4.- Ahora en el nº 4, recientemente, he colocado al coronavirus, pero podría haber sido cualquier crisis, llamadlo como queráis. Porque en tiempos de crisis los empleados vemos con una claridad absolutamente prístina cómo nos tratan las empresas que nos tienen en nómina y cuál es realmente el compromiso de éstas con su plantilla. Ahora más que nunca quedará en evidencia las deslealtades de la empresas hacia sus trabajadores. Jamás España había experimentado una situación como esta. El empresariado español es muy cortoplacista, quieren ver beneficios muy rápido. Quieren montar una empresa y rápido ponerse los primeros de la lista y montarse en el dólar. Y para que eso pase con cierta rapidez hay que explotar de cierta manera a los trabajadores: echar más horas, apretar las tuercas… Es decir, dar más allá del 100%. Ahora más que nunca se descubrirán los trapos sucios que usan las empresas para estar donde están.

 

Hay mucha diferencia social, cultural y sobre todo generacional en cómo se ve la educación de los jóvenes actual comparada con la que tuvieron mis padres.

 

Mis padres vienen de entornos rurales donde la asistencia al colegio estaba mezclada con trabajos en el campo. Donde a veces había que faltar a clase para poder sacar algo de dinero de comer. Donde a las 3 de la tarde entraba tu padre en clase y te sacaba de la oreja, que se acabó, que había que ir a segar. Donde apenas había tiempo para jugar porque tenías que ocuparte, con apenas 7 años, de limpiar, cocinar, cuidar a tus hermanos y lavar ropa. Y no lavar ropa en una lavadora, sino en el río, donde había que romper con piedras el hielo para poder usar el agua. Parece que estoy hablando de la posguerra o algo así, pero mis padres nacieron a mediados de los años 50. Donde mi abuela materna se casó estando embarazada de 7 meses de mi madre y el sacerdote tuvo que mencionar, en una ceremonia prácticamente clandestina, que ese era un hijo del pecado, concebido fuera del matrimonio, cosa que la persiguió durante su vida en el pueblo y el sacerdote no dudaba en recodárselo a cada momento que la viera. No había Reyes, ni Papá Noel, todo se compartía, la ropa se heredaba, se remendaba y se volvía a usar hasta que no quedaba tela. Ese era el mejor regalo que podías recibir: unos pantalones “nuevos”. Mi madre me cuenta que uno de los regalos de Reyes que recuerda fueron unas naranjas y un bote de Nocilla, que obviamente compartió con sus 5 hermanos. ¿No es triste? Esta es una pequeña introducción para que os hagáis una idea de que con solo una generación de por medio, las diferencias son abismales entre la vida que han llevado mis padres y la que estoy llevando yo. Los castigos físicos eran habituales. Si hacías algo mal el maestro te pegaba, y luego llegabas a casa y en vez de encontrar consuelo en tus padres, ellos te volvían a pegar, porque “algo habrías hecho”.

 

¿A cuántos de nosotros nos han puesto como ejemplo un limpiador, una cajera de supermercado, una asistenta del hogar para no acabar como ellos? Si no estudias acabarás como ella. ¿Quieres acabar como ella? ¿Quieres limpiar y quitar mierda a los demás? No, no quiero acabar como ellos. Pero luego lo piensas y dices ¿acabar cómo? ¿No están trabajando y ganando dinero como yo?

 

He hecho todo aquello que se me exigió que hiciera para conseguir una buena posición en la vida. Estudié, y además estudié lo que quise. Puedo decir que mis padres no me obligaron a estudiar nada que no quisiera. No quise ir a la universidad, no pasa nada. Tomé otros caminos igual de provechosos. Invertí en mi educación pero aquí estoy, sobreviviendo. No se me dado a cambio aquello que esperé por mi esfuerzo y dedicación.

Desahuciados

¿De quién es la culpa de que haya gente desahuciada, sin casa y encima teniendo que pagar la deuda de una casa que no tienen? Elija la correcta

a)      Del banco, vaya panda esos del banco, no tener ni un poco de misericordia.

b)      De la sociedad, es que estamos muy mal y ella es la culpable de todas las desgracias.

c)       De Zapatero, qué tío más feo y desgraciao.

Respuesta: Ninguna de las tres. La culpa es de ellos mismos.

Diréis, noooo, la culpa es del banco que les dio la hipoteca como si fuera regalada. Sí, pero… ¿alguien les puso a los futuros propietarios una pistola en la sien y los obligó?
Esto es como tantas muchas cosas de la vida: están ahí para usarlas y sacarles beneficio, pero nadie nos obliga. ¡La culpa es de las drogas! Ya, pero ¿quién se las toma? Ojo, no estoy defendiendo a los bancos ni trabajo para uno de ellos. Los bancos son todos unos mamones que se aprovechan del cliente, esa es su principal función, y los beneficios obtenidos son 80% comisiones e intereses (o más).

Los bancos viven de comisiones y de desgraciados como tú y como yo. Ese es su trabajo. Ellos te ofrecen diferentes productos, uno de ellos es una hipoteca a 40 años. Ahí va la pareja ilusionada, ganando mil eurillos cada uno de ellos. Van a pagar unos 800 euros al mes de hipoteca. El salario prácticamente de uno de ellos se va en la hipoteca, pero aún así, el banco también les dice: Anda, cambiaros de coche, que también os lo ponemos fácil. Y ella se queda embarazada. Después de tener al bebé y de incorporarse a su puesto de trabajo, a ella la despiden.

¡Qué malos los tíos del banco! ¿Cómo pueden dormir sabiendo lo que está pasando esta familia? ¿De qué van a comer? ¿De qué van a vivir? ¿Cómo van a pagar las facturas?

Mirad, yo siempre digo que los errores, cada uno que pague los suyos. El banco, por muchas cosas que te ofreciera, no te obligó, la culpa no es del banco, asumámoslo. Estaba en tus manos el estudiar las posibilidades, pero claro, te ponen la miel en los labios, ¡todo facilidades! Realmente no pensaron los pros y los contras de todo esto. No, dirán algunos, lo bueno de la compra de una vivienda es que cada mes que pasa es un poquito más tuya. Los que viven de alquiler, cuando llegan a casa de trabajar y ponen un pie dentro, también están en SU casa. El que deja de pagar la hipoteca durante un mes, lo echan. Anda, al de alquiler también. O sea, que las similitudes aparecen cuando las cosas van mal. ¿Nadie pensó cuando las cosas se pusieran feas? El alquiler, al igual que la hipoteca, son negociables y en ningún momento nadie nos obliga. ¿Qué culpa tengo yo de que vendan drogas en la calle, o CDs piratas, o perfumes robados? Ninguna, pero tengo la elección de comprar o no comprar. Sé que está mal, que han robado en un comercio para luego hacer su negocio, que le han robado las ideas a ese artistas con ese CD, que las drogas que venden vienen de una plantación en el culo del mundo que la recogen niños. El mundo está lleno decisiones y está en nuestras manos. Sé que me veré ahogada por una hipoteca, la cual, si todo va bien y de esto no estoy muy segura, terminaré de pagar con 70 años. En esta vida pocas veces nos obligan a hacer las cosas, excepto cuando eres niño y te toca recoger la mesa. Cuando eres adulto decides qué carrera escoger, con quien salir, qué coche comprarte, si casarte o no, si endeudarte de por vida o no.

Un pensamiento

Todo lo que una persona recibe sin haber trabajado para obtenerlo, otra persona deberá haber trabajado para ello, pero sin recibirlo.

El gobierno no puede entregar nada a alguien, si antes no se lo ha quitado a alguna otra persona.

Cuando la mitad de las personas llegan a la conclusión de que ellas no tienen que trabajar porque la otra mitad está obligada a hacerse cargo de ellas, y cuando esta otra mitad se convence de que no vale la pena trabajar porque alguien les quitará lo que han logrado con su esfuerzo, eso… mi querido amigo… es el fin de cualquier Nación.

“No se puede multiplicar la riqueza dividiéndola”.

Adrian Rogers, 1931

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Los peces y los tiburones

Los japoneses siempre han gustado del pescado fresco. Pero las aguas cercanas a Japón no han tenido muchos peces durante décadas.

Así­ que para alimentar a la población japonesa, fabricaron barcos pesqueros más grandes para ir mar adentro.

Cuanto más lejos iban los pescadores más era el tiempo que les llevaba regresar a entregar el pescado.

Si el viaje llevaba varios días, el pescado ya no estaba fresco. Para resolver el problema, las compañías instalaron congeladores en los barcos pesqueros.

Así­ podían pescar y poner los pescados en los congeladores.

Sin embargo, los japoneses pudieron percibir la diferencia entre el pescado congelado y el fresco, y no les gustaba el congelado, que, por lo tanto, se tenía que vender más barato.

Las compañías instalaron entonces en los barcos tanques para los peces.

Podían así­ pescar los peces, meterlos en los tanques y mantenerlos vivos hasta llegar a la costa.

Pero después de un tiempo los peces dejaban de moverse en el tanque.

Estaban aburridos y cansados, aunque vivos.

Los consumidores japoneses también notaron la diferencia del sabor porque cuando los peces dejan de moverse por días, pierden el sabor fresco. ¿Cómo resolvieron el problema las compañías japonesas? ¿Cómo consiguieron traer pescado con sabor de pescado fresco?

Si las compañías japonesas te pidieran asesoría, ¿qué les recomendarías?

(Mientras piensas en la solución…. Lee lo que sigue):

Tan pronto una persona alcanza sus metas, tales como empezar una nueva empresa, pagar sus deudas, encontrar pareja, etc… empieza a perder la pasión. Ya no necesitará esforzarse tanto. Así­ que se relaja.

Experimentan el mismo problema que las personas que ganan la lotería, o el de quienes heredan mucho dinero y nunca maduran, o de quienes se quedan en casa, o los que hacen adictos a los medicamentos para la depresión o la ansiedad.

Como el problema de los pescadores japoneses, la solución es sencilla.

Hay una frase que dice:

«Las personas prosperan más cuando hay desafíos en su medio ambiente»

Para mantener el sabor fresco de los peces, las compañías pesqueras pusieron a los peces dentro de los tanques en los botes,  pero pusieron también un tiburón pequeño.

Claro que el tiburón se comía algunos peces, pero los demás llegaban muy, pero muy vivos.

¡Los peces eran desafiados! Tenían que nadar durante todo el trayecto dentro del tanque, ¡para mantenerse vivos!

Cuando alcances tus metas proponte otras mayores.  Nunca debes crear el éxito para luego acostarte en él.

Así­ que, invita a un tiburón a tu tanque y descubre que tan lejos realmente puedes llegar.

Unos cuantos tiburones te harán conocer tu potencial para seguir vivo y haciendo lo que mejor haces, de la mejor manera posible.

Y si ya los encuentras en el tanque, déjalos que se muerdan entre sí, que no te asusten sus dientes ni sus trampas… tú sigue alerta, pero siempre «fresco».

Siempre habrá tiburones a donde vayas.

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¿A quién lo han apuñalado por la espalda? – Que levanten la mano

Woody Allen tenía esta gran frase en su obra de teatro “Central Park West”. Decía: “La gente no te odia por tus defectos, te odia por tus buenas cualidades”.¿Es cierto o no? Cuando empiezas a romper las reglas, te sientes ansioso y nervioso, especialmente durante épocas de crisis económica y de cambio corporativo, cuando la gente siente la escasez y se siente en incertidumbre.

A veces uso el chiste este de que no sé cómo soy capaz de beberme un vaso de agua sin que salga por todos los agujeros de mi espalda.

Asumámoslo. Mucha gente, alguna gente no es de fiar. Con esto en mente, aquí dejo 10 consejillos para protegerse de las puñaladas traseras (en el trabajo, y si lo podéis llevar a la vida real y no solo en el trabajo, pues mejor).

1. Nunca lleves el corazón en la manga de la camisa de trabajo. ¿Qué significa esto? Date cuenta de que cualquier cosa dicha en privado, puede acabar siendo pública. De hecho los “apuñaladores por la espalda” a menudo a veces intentan recopilar secretos personales y otros datos, para almacenar así munición. Digamos que cuanto menos digas, más protegido estarás. Procura no ser un boca floja.

2. Si tu empresa pasa por malos momentos, no pierdas de vista los reflejos del espejo retrovisor. La desesperación a veces saca fuera nuestras tendencias más “apuñaladoras”. Un compañero que creías un tío normal, de repente se convierte un vendido y en un cabrón, vamos.

3. Los que caminan sobre seguro pueden llevar también un puñal. Traducción: Los supervisores o jefes también apuñalan por la espalda tan a menudo como compañeros de nuestro mismo rango. Estáte alerta. Un jefe es tan HP como cualquiera (por si no lo sabías).

4. No te bajes de la parra. Conviértete en una “uva amiga”. Si el “apuñalador” sabe que estás alerta, que mantienes tus ojos y oídos abiertos a las políticas de la empresa, quizá se piense dos veces antes de apuñalarte. Además, para sobrevevivir es beneficioso para ti estar al tanto sobre reorganización y despidos. No te quedes parado e infórmate.

5. Tus buenas acciones te pueden sacar airoso. Si te das a conocer como una persona que ayuda, eso se sumará a tu “capital político” y además, crearás un ambiente positivo en el que trabajar.

6. Ama a tu prójimo. Vale, admitámoslo. Nosotros no elegimos con quien trabajamos, así que ya que vamos a estar más tiempo con esa gente que con nuestra familia, llevémonos bien. Intenta rodearte de gente de confianza.

7. Asegúrate de que tus amigos no están sólo en los puestos de poder. No trabajes sólo para crearte una buena relación con tu jefe, sino también con tus compañeros, secretarias, asistentes, incluso el chico de los recados.

8. Aprende a interpretar los gestos de los demás. Hemos leído mucho sobre esto. Si prestas atención al lenguaje corporal de una persona, percibirás más datos de los que te pueda decir ella. Una pequeña lista para saber si alguien te está contando una bola.
• Se rascan la nariz mientras hablan.
• Miran hacia arriba y hacia la derecha mientras hablan (están inventando)
• No te miran fijamente, huyen el contacto ojo a ojo.
• Se inquietan mientras hablan.
• Son vagos en detalles en la conversación.
• Dudan antes de responder, en lugar de responder directamente.
• Constantemente dice “Te voy a decir una cosa…” o ¿”Puedo decirte una cosa en confianza”?.
• Cambian su manera de respirar. Cuando estamos nerviosos una persona respira más fuerte, se aclara la garganta, suspira o bufa.

9. El famoso libro “Lo que no se enseña en las escuelas de negocios de Harvard” aconseja sobre todo a estar atento a los momentos clave, como justo después o antes de las reuniones, mientras se espera en el ascensor, o junto a la fotocopiadora o máquina de café. La gente está más relajada y pueden revelar detalles interesantes.

10. Si te han apuñalado por la espalda, llévale el cuchillo al apuñalador, y hazle confesar. Di algo así como: “Si tienes algún problema conmigo, mejor que lo resolvamos ahora, porque tenemos que trabajar juntos y no hay más remedio. Así que asegurémonos de que este problema no se repite”. Si el apuñalador es tu jefe, exígele crear “procedimientos de clarificación” para resolver el problema. Si el apuñalador es un compañero, no sólo enfréntate a él, sino que solicita una reunión con tu jefe. Y muéstrale el “puñal” (ficticio, espero), de manera tranquila y racional. Pide consejo a tu jefe sobre cómo entrar en el “Programa de Protección de Apuñalados por la Espalda”.

Resumiendo, si te han apuñalado por la espalda, el mejor combinado es sacarlo a la luz.

Y resumiendo el resumen: Es difícil ir por la vida desconfiando de la gente, pero es más difícil pasar por un detector de metales con 37 cuchillos clavados en la chepa.

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El funcionariado español

Lo primero de todo, para aquellas personas que lo sean o tengan familiares, esta es mi opinión. Podréis pensar que es generalizada y todo lo que os dé la gana. Para eso tenéis la opción de dejar comentarios más abajo. Si alguien se siente ofendido, es por una razón. Porque es verdad.

El funcionariado español me huele a rancio. Es como abrir un baúl de esos de la abuela donde guarda ropa vieja o comida en lata. Es como una caja de sorpresas, pero sabes que tienes el 99% de que te toque algo que no te guste. El día que te toca algo que te gusta, buscas cámaras ocultas, a ver si se trata de una broma, o consultas el calendario a ver si es el día de los inocentes.

Cuando tengo que hacer gestiones con la administración, se me revuelven las tripas. La noche anterior no duermo, empiezan las paranoias del tipo: ¿Tendré toda la documentación? ¿Me faltará algo? ¿Hice fotocopia del DNI? ¿Le llevo un certificado médico? O mejor, le llevo la radiografía del tobillo que me rompí con 6 años. Por si acaso… Y lo que es peor no es que te falte ese documento, sino las contestaciones que recibes por parte de algunos funcionarios:

(Léase lo que está en mayúsculas con mayor énfasis)

– ¿Es que no sabe USTED, señorita, que sin LA FOTOCOPIA DE LA PARTIDA DE NACIMIENTO DE SU BISABUELA… ESTO no se puede hacer?

Y te mira por encima de esas gafitas que se llevan a ras de la nariz.

Y tú contestas, temblorosa, como cuando no te sabes la pregunta en un examen.

– Pues mire, yo es que no lo sabía… yo pensé que…
– Pues es que eso USTED debería saberlo.
– Bueno, ¿y qué puedo hacer?
– A MI no me pregunte.

¿Y a quién coño se lo pregunto entonces? O sea, si no está él para resolverme las dudas, ¿qué hago? ¿Llamo a Aramís Fuster a ver si me echa una mano?

Particularmente hay dos funcionarios de la oficina del INEM de la calle Víctor Andrés Belaúnde de Madrid (que ya he visitado en 3 ocasiones) que son de esos que hay que darles de comer aparte. Uno es una señora que de las 3 veces que he ido, no le han gustado los documentos que he llevado en 2 de esas 3 ocasiones. El certificado de empresa llevaba la firma de mi antigua jefa, que la pobre se quedó en el cuadernillo de caligrafía Rubio  número 2. La funcionaria cuestionó si esa firma la había hecho yo (falsificando así el documento). Le contesté que no. Y me dijo que ESA FIRMA, la había hecho yo. Le repito que no, le sugiero que la compruebe con la de mi carnet de identidad. Finalmente me da el visto bueno.

En la segunda ocasión no le debió gustar que el documento estuviera impreso con una tinta un poco más clara de lo habitual. Y sugirió que era una fotocopia. Le dije que ahí llevaba el sello y la firma de la empresa, el documento lleva mi nombre y mis datos, por lo tanto, sea fotocopia o no (que no lo era) el documento está correcto.

El segundo individuo se corresponde al ejemplo que os he detallado al principio. Le encanta ridiculizarte alzando la voz, exponiendo tu ignorancia delante de los demás. Y lo soluciona todo con un “A mi no me pregunte”.

A veces me dan ganas de decirles de todo. Si yo no estuviera en paro, ellos no estarían trabajando en la oficina del INEM, o sea, que son ellos los que tendrían que agradecerme que yo estuviera desempleada.  Y con eso de que no se les puede despedir… En serio, ¿por qué no se puede despedir a un funcionario? A algunos deberían haberlos despedido hace tiempo. Por incompetencia, falta de profesionalidad y falta de educación. Si no saben tratar con público, deberían buscarse otra cosa. ¿Qué pasa, que un funcionario es como un policía, que no se le puede tocar? ¿Qué pasa cuando cometen algún error? ¿Se les da una palmadita en la espalda y se les dice: Venga, no te preocupes, todos somos funcionarios? ¿Qué pasa cuando un funcionario tiene que probar de su propia medicina y hacer gestiones como cualquier hijo de vecino? Seguro que tienen pase VIP y se ahorran las colas y los malos modales. A ver si me consigo yo uno de esos pases.

Ahí os dejo un enlace que lo explica todo muy bien.

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Profesionalidad

Hay profesiones que no se pueden ejercer sin un mínimo de vocación. No se basan en cumplir las ocho horas y hasta mañana, hay que volcarse en cuerpo y alma. En las residencias de la tercera edad toda persona que trabaje debe tener vocación y gustarle su trabajo. Los ancianos son como los niños, necesitan mucho cariño, mucha paciencia y quien no se lo pueda dar no debería ejercer ese trabajo. Se conocen verdaderas atrocidades con estas personas, que indefensas, tienen que soportar malos modos de gente que no tenía que estar allí. Es corriente que se cierren residencias por malos tratos, desidia o dejadez.

Lo mismo puede decirse de casi cualquier profesión: bibliotecas, guarderías, tiendas… mucha gente busca trabajo sin interesarle de verdad y dando por ello un servicio pésimo. Tampoco estoy diciendo que vayamos dando besos a todo el mundo ni colegueando con todos. La palabra exacta es «profesionalidad». Si eres un buen profesional en lo tuyo sobran los comentarios.

Me dan ganas de dirigirme a alguno y decirle: sé lo difícil que es conseguir trabajo, pero cuando te salga algo mejor, cógelo, esto no es lo tuyo. Conozco personas con vocación que la han perdido por las condiciones lamentables de esos trabajos:

1 – Turnos largos y rotativos
2 – Mal pagado
3 – Contratos precarios
4 – Muchas horas

Si echamos a las personas con vocación y no pagamos la profesionalidad, es normal que luego el resultado sea ese: malos modos, mal servicio y malas caras.

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Entrevista de trabajo para «Autoescuela Palomero» – seguid leyendo y flipad

El viernes 28 de agosto de 2009 fui a una entrevista de trabajo para cubrir un puesto de secretaria para autoescuela, más concretamente Autoescuela Palomero, en Madrid capital.

El puesto, como os podéis suponer, sería la gestión de la autoescuela y los expedientes de los alumnos.

Vi el anuncio en la autoescuela de la calle General Perón, en un cartel en la cristalera y entré y les pedí un fax o email para enviarles mi CV. Me dijeron que tenía que entregarlo en persona. En ese momento no llevo ninguno encima y decido ir al día siguiente.

A la semana me llaman para concertar una entrevista en la sede, calle Bravo Murillo.

A las 16h llegó el entrevistador con cara de pocos amigos, oliendo a tabaco y a café. Yo estaba de espaldas, me llamó por mi nombre y me giré ofreciéndole la mano para saludarlo. Con la mala suerte de que se estaba pasando la mano por su sudada cabeza.

Subimos al primer piso y me senté en una silla. Retiró del escritorio como 20 currículos más, en el que a una de las fotos de las candidatas, la primera del montón, le habían dibujado un bigote y unas cejas con bolígrafo.

Las 3 y únicas preguntas que me hizo fueron: si estoy soltera, si tengo hijos y si tengo carnet de conducir, a las que amablemente respondí. ¿Es necesario saber si tienes hijos para desempeñar bien tu trabajo? Si llamas a una persona de 27 años puede ser que o tenga hijos o todavía no tenga y tenga previsto. Si tu filtro es que no tenga hijos para que el niño no se ponga enfermo y no te falte al trabajo cada tres por dos o bien temes que no tenga y se quede embarazada con la consecuente baja maternal, entonces lo mejor es contratar a una señora de 55 años y pedirle un certificado médico en el que se diga que se le ha pasado el arroz.

Seguidamente me explicó las condiciones del puesto: de 10.30 a 13.30 y de 16.00 a 21.00. Los sábados opcional, pero si se trabajan, te llevas un extra. Por cada matrícula que haga, me darán otro extra.

Me preguntó, sorpresivamente, que porqué me interesaba el puesto de trabajo. Yo pensando que con esas 3 preguntas que me había hecho ya las tendría todas hechas. Le contesté que es un puesto de trabajo con características similares a las que había estado desarrollando hasta ahora y me veía capaz de desarrollarlas…y que además estaba cerca de mi domicilio. ¡En qué momento dije que “estaba cerca de mi domicilio”!

Me preguntó el sujeto que a qué llamaba yo cerca. Le dije que vi el anuncio en la calle General Perón, donde yo entregué (en persona) mi CV. Me dice que el puesto de trabajo no es allí, que es otro sitio. Le rebato que es ahí donde entregué mi CV y que es obvio que piense que el trabajo es para desarrollarse ahí. Bastante enfadado me contestó que él no tenía porqué decir donde era el puesto. Le contesté que los que vemos el cartel de “se busca empleado” en la puerta de un negocio entendemos que es ahí donde se necesitan, y no en otro sitio. Es como si ves un cartel de “Se vende” y luego resulta que la casa que se vende está en otro sitio. El cartel es más probable que lo vean personas que frecuenten la zona o vivan cerca.

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La «L» pero de LERDO.

Una pequeña reflexión también aquí.

POR CIERTO: Veo muchas búsquedas de «oferta trabajo autoescuela Palomero», «secretaria Palomero», «quejas empleados Palomero» y cosas así en Google. Espero que sea algún aludido de los que menciono o, a ser posible y si no es mucho pedir, le haga llegar este mensajito. Si tiene huevos, que conteste.

Los bancos

¿Por qué puedo comprar una bolsa de cacahuetes a la 1 de la mañana y no puedo ir al banco a las 7 de la tarde?

Son preguntas que me rondan la cabeza. O sea, la entidad bancaria donde tengo depositado mi dinero y que, supuestamente, podría acceder a él cuando quiera porque es MÍO, cierra y me deja sin servicio. Yo no quiero un cajero, quiero una persona con la que hablar. Hacer gestiones que un cajero automático no puede hacer.

Puedo ir a El Corte Inglés, puedo repostar, puedo pedir comida a domicilio, puedo coger un taxi, un autobús, puedo ir al médico… en la noche/madrugada; pero no puedo ir al banco a cobrar un cheque, ni tampoco puedo recurrir a sacar dinero desde ventanilla si he perdido, o me han robado, o me he olvidado la tarjeta, si se ha estropeado la banda de la tarjeta, tampoco tengo acceso a mi dinero, y ya me puedo quedar en la calle sin tener donde caerme muerta.

¿Quién puede ir al banco entonces en «horario de oficina»? Pues la gente desempleada, los jubilados… ¿Tendré que pedirme un día de asuntos propios para poder ir al banco?

Estoy harta de esta dictadura de los bancos. Encima que viven gracias a nosotros los usuarios, no podemos hacer uso de sus servicios ni instalaciones a cualquier hora del día ni de la noche.

Yo el día que tengo que ir a hacer gestiones dentro de la oficina, me pongo de los nervios. Al cajero parece que le ha dado un aire, no hace más que mirar la pantalla de su ordenador y pone caras raras.

-Es el sistema… que se ha caído… Tenemos que esperar un ratito.

¡Y por qué cojones siempre que entro yo se cae el sistema informático! Pero ese ratito pueden ser dos horas. Todos tienen cara de amargados, como si les faltara ir bien al baño.

Otra cosa que no entiendo es porqué hay sucursales. Resulta que voy a otra oficina que no es la mía, y no puedo realizar ciertas cosas. Entonces le explico amablemente al tío del mostrador que precisamente porque esta oficina me pilla más cerca que la de mi casa, recurro a ésta, porque a la de mi casa ya no me da tiempo a llegar (porque cierran a las 14h). ¿Para qué coño hay sucursales si para ciertas cosas tienes que recurrir a la oficina donde inicialmente abriste la cuenta?

La solución a todo esto, como veréis, es ampliar el horario de atención al usuario. Yo iría a mi sucursal, pero cuando termino de currar, ya está cerrada (desde hace más de 4 horas, por cierto). Que creen más puestos de trabajo: una persona para el turno de mañana y otra para el turno de tarde. Puedo asegurar que se cubrirían.

Boicot a los bancos.

Es una lataaaa, el trabajaaaar…

Hola coleguitas. Os escribe vuestra amiga ex – parada. Qué bien. Hace 3 días averigüé que hay gente que se levanta más temprano que yo. Es decir, básicamente ellos podrían poner en marcha el metro de Madrid. Es increíble la fauna que hay a esas horas.  Pero en fin… centrándonos en mi nuevo trabajo… puntualicemos.

  • Me lleva casi hora y media llegar.
  • No me pagan la comida.
  • Mi ordenador es del periodo jurásico.

Por lo tanto, me levanto a las cinco y media de la mañana, tengo que comer de taperwas, y vamos, no me puedo ni bajar el messenger, jajaja. ¡Qué menos!, ¿no? Ah bueno, y llego a casa a eso de las siete de la tarde. O sea, que no tengo vida propia porque cuando llego a casa sólo hay ganas de pillar el sofá (o la cama, según se precie) y olvidarme del mundo.

Qué guay es trabajar.

Bueno, hay carcamales que se desviven para una empresa que ni siquiera es suya; a mi me suda la polla. Si fuera mi negocio, vaya… pero para una multinacional que sólo le importan los beneficios. No se interesa por el empleado que tiene a su padre en el hospital, o la mujer que ha tenido que
dejar a su hijo pequeño con la vecina…

Resumiendo. El trabajo de recepcionista es duro. ¡Qué digo! Trabajar en sí es duro.

Gracias a todos por vuestros comentarios de apoyo.

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