Archivo de la categoría: Cosas raras que me pasan

Los vecinos

Todos conocemos a nuestros vecinos. No vivimos con ellos pero sabemos de qué pie cojean. Está la cotilla, el rancio, el que huele mal, el del perro ruidoso, la parejita gritona… Todos conocemos a alguno de estos personajes. En mi bloque tengo un poco de todo.

  • La cotilla: Ésta hizo su presentación espectacular el mismo día en que me mudé a esta casa. Quiere saber con quién vienes a vivir, qué enseres traes… e incluso tiene la indecencia de mencionarte a los anteriores inquilinos, como si me importaran algo. Es la típica señora mayor aburrida. Suele vivir en el bajo, siempre con la puerta entreabierta para controlar al personal, o asomándose a la mirilla (se la oye desde fuera pegando el ojo).
  • El rancio: El rancio de mi piso es un señor de mediana edad, casado con una señora y ambos con una niña de unos 6 años. Tiene un perro y me lo encuentro a menudo sacándolo a pasear. El perro es muy cariñoso y siempre se me acerca para jugar o para que lo acaricie. Él, en un gesto mohíno, tira de la correa asfixiando al animal con tal de que no se acerque. También este individuo es el que sabe que vas detrás de él para entrar y te cierra la puerta en las narices.
  • El apestoso: El típico señor mayor que huele a meados. Lo mejor es no usar el ascensor ni con él ni después de él.
  • Las perfumosas: En contra están éstas. Particularmente, son dos hermanas adolescentes que cada vez que salen vacían medio frasco de colonia a granel. Aunque más bien huele a insecticida. Al igual que el anterior, mejor no usar el ascensor ni con ellas ni después de ellas. A ellas se une su madre que tiene un aliento que ni una bomba fétida.
  • La parejita gritona: Practican sexo ruidoso a cualquier hora del día. En contra está la parejita discutidora. El problema es que a veces no los distingues.
  • La niña rara: Sube con su madre normalmente y se te queda mirando con cara de espanto. Lo mejor es preguntarle: ¿No te ha dicho TU ABUELA que es de mala educación mirar fijamente?
  • La que se ocupa de todo (como si fuera su casa): Pone flores en los rellanos, coloca los felpudos, recoge algún papelillo… Estoy por llamarla y que me haga la casa.
  • El de Radiolé a las 8 de la mañana del sábado: Quiere que nos despertemos con alegres y folclóricas melodías.
  • El de la canica a las 3 de la mañana: Este lo conocéis.
  • La del cocido un lunes tempranito: Huele de maravilla, pero a esas horas no apetece ni un café.
  • El de la prostatitis: La cisterna tooooda la noche sonando

Dos anuncios

He visto dos anuncios que están actualmente apareciendo en televisión que me han hecho recapacitar. Diré los nombres de los productos comerciales (no me llevo ni comisión ni nada, de hecho los voy a poner a parir).

Uno de ellos es el nuevo Ambipur para vehículos, vamos, ambientadores para coches. Dice algo así como «¿No te gusta ese aroma a limpio en tu coche (se ve al individuo frente al volante aspirando los  aromas de, en teoría, un coche recién lavado y aspirado) antes de que entre tu familia? (y aquí entran los niños con zapatos sucios, con bolsas de patatas y juguetes poniéndolo todo asqueroso). Y luego dice: No te preocupes, con el nuevo Ambipur tu coche siempre olerá como recién limpio… (y aquí viene el final) AUNQUE NO LO ESTÉ». ¡Toma esa!

Imaginaos el mismo anuncio pero para desodorante. Un vagón de metro hasta la bandera, plena hora punta mañanera en Madrid. Un tío mugroso agarrado a la barra de sujeción, junto con otras 300 personas. Y que el anuncio dijera: Olerás como recién duchado, aunque no lo estés. Pasa de la ducha, nuestro desodorante te la ahorra.

Y el otro es de Jazztel. Su logo es: Te cambiarás por el ahorro, te quedarás por el servicio técnico. Una cosa es que anuncies que tienes tarifas más baratas. Pero proclamar que te quedarás por el servicio técnico es proclamar que tu servicio es una mierda y que tendrás que recurrir al mismo bastante a menudo.

Imaginaos un seguro médico que anunciara tarifas más baratas que otros de la competencia, pero que a la vez te dijera que sus médicos son muy majos y guapos. Pues señores, no me convence.

 

«Verdades» por Chicaurbana


  1. Una de las tareas de un buen amigo sería borrar el historial de internet de tu ordenador si mueres.
  2. No hay cosa que joda más que darse cuenta durante una discusión de que estás equivocado/a.
  3. Me arrepiento totalmente de aquellas veces cuando era pequeña que no quería dormir la siesta.
  4. Es totalmente necesaria una fuente para el Word o el email que identifique el “sarcasmo”.
  5. ¿Cómo cojones se dobla una sábana bajera?
  6. Las decisiones equivocadas son el germen de las buenas historias.
  7. Nunca sabes cuándo caerá un rayo pero llega un momento del día en el trabajo que sabes que no harás nada productivo.
  8. ¿Podemos ignorar lo que venga después del blu-ray de una vez por todas?
  9. Siempre me pongo nerviosa cuando salgo del Word y me pregunta si quiero guardar los cambios de un escrito de 10 páginas que JURO POR DIOS que no he tocado.
  10. No lavar a máquina ni secar en secadora significa “Jamás lo voy a lavar”.
  11. Odio cuando no consigo coger una llamada telefónica e inmediatamente llamo y da señal durante 9 veces hasta que salta el buzón. ¿Qué narices hicieron después de llamarme? ¿Tirar el teléfono y salir corriendo?
  12. Odio salir de casa segura y arreglada y no ver a nadie interesante en todo el día.
  13. Guardo algunos números de teléfonos en mi agenda del móvil para saber cuándo no contestar.
  14. Pienso que el congelador se merece también una luz.
  15. El GPS, al igual que te deja elegir si quieres ir por autopista de peaje o no, debería también ofrecer “pasar por gueto o no”.
  16. Prefiero volver del súper con 10 bolsas de plástico hasta los topes que volver por segunda vez.
  17. He pasado mucho tiempo descifrando la delgada línea entre “aburrimiento” y “hambre”.
  18. ¿Cuántas veces es apropiado decir “¿qué”? antes de simplemente asentir y sonreír porque no has entendido lo que ha dicho el otro?
  19. Las camisetas se ensucian. La ropa interior se ensucia. Los vaqueros nunca se ensucian.
  20. ¿Soy yo o los chavales de instituto son cada vez más gilipollas?
  21. No hay peor sensación que ese milisegundo en el que te balanceas en la silla hacia atrás.
  22. Como conductora odio a los peatones y como peatón odio a los conductores. Pero no importa cuál sea mi condición porque odio a los ciclistas.
  23. A veces miro mi reloj hasta 3 veces seguidas y todavía no sé qué hora es.

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Halitosis

Todos conocemos a alguien que le canta el pozo, que le huele el aliento, que perfuma el ambiente con solo abrir la boca. No sé cómo pero en todos los grupos, ya sea familiares, de trabajo o de amigos, hay alguien que sufre de halitosis, y probablemente ni lo sepa.
Venga ya, ¿cómo no lo va a saber? ¿Esa persona no tiene mujer/marido, hijos, buenos amigos que se lo digan?

Es un problema que puede llegar a causar problemas en las relaciones sociales y afectivas. Como digo, mucha gente no sabe que padece de halitosis (o no tiene alguien compasivo que se lo haga saber) y a veces es rechazada.

Cuando alguien te está atufando, ¿es cortés retirar la cara?

A ver, lo normal si comes ajo, bebes café o fumas, es que huelas a eso mismo. Pero cuando alguien, sin haber tomado ningún alimento o bebida cuyo olor puedas identificar, apeste a cloaca, estás ante una bomba fétida que robará tu oxígeno cada vez que se acerque a ti y quiera charlar. Además, los halitosos son también los que llevan esas bolitas blancas en la comisura de los labios (comúnmente conocidas como «burriagas»), lo que ya te indica, además, la poca higiene bucal del individuo.

A continuación os relato la anécdota que tuve hace unos años con un compañero de trabajo.
Como en toda empresa, hay un compañero o compañera cuyo aliento es peor que un arma química. En serio, era tan apestoso que un par de minutos a su alrededor o en un ascensor y te daba dolor de cabeza.

Un día, la señora de la limpieza hizo un comentario banal, y dijo que limpiaría los asientos de piel de los despachos (de los jefes) que ya estaban viejitos y quería darles un fregao. Que la avisara para cuando alguno de ellos dejara libre su despacho.

Este individuo abandonó su despacho y la limpiadora se dispuso a limpiar la estancia y asiento, como dijo.
Pasaron los días, y la mujer, como buena profesional, no contenta con el trabajo realizado en el despacho de este individuo, pues no conseguía eliminar el olor del despacho, volvió repetidas veces a luchar contra él, probando productos y técnicas.

Un día, ya por curiosidad, me acerqué al despacho donde ella estaba y pasé dentro, cosa que yo nunca había hecho, y rápidamente identifiqué ese olor. Fijaos si la peste era tal, que el propio despacho, los muebles y la esponja o relleno del asiento, habían absorbido ese olor.

Y es que claro, cuando tienes que elegir estar con una persona con este pequeño problema… te lo piensas. ¿Se lo dices? ¿Arriesgas? ¿Cómo se lo dices?

 

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Los garitos de moda

Estoy hasta las narices de salir a un “garito de moda” y encontrarme con gente vieja y música que no conoce más que el pinchadiscos y su madre. A ver… tengo 28 años. ¿Qué se considera “vieja”?

Pues el típico individuo con moreno rayos UVA, pantalón blanco, con mocasines y camisa floreada luciendo pecho con cadenaco de oro. Y que ronda los 40 y largos. Sostiene una copa y lanza miraditas. Es tan feo que te preguntas si han dejado abiertas las puertas de Mordor y se les ha escapado algún orco. Las señoras se ponen sus mejor modelito luciendo lorza y/o pechuga arrugá, con más pote que la almohada de un drag queen. La barra de labios les llega hasta la oreja y la sombra de ojos color pavo real produce destellos que deslumbrarían a Stevie Wonder. Están a la caza de jovencitos descocados (que no tiene que ver con cocaína, aunque también) y mucho o poco ebrios.

Y la música, por diossss… Pero si cuando mejor me lo he pasado en un garito ha sido bailando Bisbal y King África. Y ahora tenemos que aguantar música chill out o lo que coño sea eso. Un tema de esos que duran 47 minutos de música instrumental con una tía pegando grititos de vez en cuando. El pinchadiscos está flipao con sus auriculares tamaño ensaimada mallorquina pero yo sólo pienso en salir de ahí.

Lo siento, pero esos garitos me aburren. ¿Para cuando un sitio en el que poder echarse unos bailecillos haciendo un poco el tonto, para qué mentir? Pero no, ahora hay que ir vestido como si fuera la última noche del Titanic. Que porque no se te estropee la suela de los zapatos ni te mueves. Para luego acabar sudando como un puerco, con el maquillaje churretoso, los pies doloridos y encima tener que mentir y decir que te lo has pasado de puta madre.

No mola ni ná estar en un sitio y de repente escuchar… “¡BOOOOOOMBA! Un movimiento sensual… un movimiento sexy…”. Y no me digáis que soy cutre porque todos lo hemos hecho, o con el “Bulería, bulería”.

La gente está allí, intentando hablar a grito pelao, con su copazo aguado e intentando creerse en la cima del mundo, por haber conseguido entrar y pagar 20 pavos o más para entrar a un local en el que nadie baila ni se lo pasa bien.

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Los «tocapelotas»

La vida en los pueblos es diferente. Es como un Gran Hermano gigante: lo único que te interesa es lo que hace el vecino y si le puedes joder de paso, pues mejor que mejor. Todo se magnifica. No puedes (ni debes) llevarte mal con tu vecino porque eso significa llevarte mal con el 0,5% de la población. Aparte también porque podría ser tu primo. Hay mucha endogamia en los pueblos. Con esto vengo a hablar de unos individuos llamados “tocapelotas”. En todas partes hay un tocapelotas, pero en las pequeñas poblaciones es donde más se nota cuando uno de esos sujetos hace presencia.

Se caracterizan por:

– Caen mal a todo el mundo. La gente los evita.

– Más del 50% de los habitantes han tenido un percance con él.

– Siempre protestan por la actuación de algún vecino (p. ej.- los perros ladran mucho, tiene la música alta, le molesta el humo de la barbacoa…) pero luego sus perros son los que más molestan y su televisión es la que más alta está.

– Siempre se oponen a todo lo que los demás proponen, incluso si es en beneficio de todos (p. ej.- asfaltar una calle, poner un ascensor para una persona impedida…)

– Son unos «bocas» (ver más abajo definición de «bocas».

– En el fondo son unos cobardes y necesitan del apoyo de los demás para sentirse fuertes, así que les gusta meter cizaña entre los demás
vecinos.

– Su prole va por el mismo camino.

– Y sobre todo, tienen mucho tiempo libre para andar maquinando cosas y joder al personal.

Qué triste y patética debe ser la vida de una persona cuando no encuentra más aliciente en ella que el levantarse por la mañana pensando en cómo fastidiar a los demás. Qué triste, de verdad. La de gente que pierde la vida y que estos individuos la estén malgastando así. Qué triste es mirar a tu alrededor y ver que no tienes ni un apoyo porque has creado tanta mala hostia a tu alrededor que no quieren ni encontrarse contigo por no darte ni los buenos días.

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El funcionariado español

Lo primero de todo, para aquellas personas que lo sean o tengan familiares, esta es mi opinión. Podréis pensar que es generalizada y todo lo que os dé la gana. Para eso tenéis la opción de dejar comentarios más abajo. Si alguien se siente ofendido, es por una razón. Porque es verdad.

El funcionariado español me huele a rancio. Es como abrir un baúl de esos de la abuela donde guarda ropa vieja o comida en lata. Es como una caja de sorpresas, pero sabes que tienes el 99% de que te toque algo que no te guste. El día que te toca algo que te gusta, buscas cámaras ocultas, a ver si se trata de una broma, o consultas el calendario a ver si es el día de los inocentes.

Cuando tengo que hacer gestiones con la administración, se me revuelven las tripas. La noche anterior no duermo, empiezan las paranoias del tipo: ¿Tendré toda la documentación? ¿Me faltará algo? ¿Hice fotocopia del DNI? ¿Le llevo un certificado médico? O mejor, le llevo la radiografía del tobillo que me rompí con 6 años. Por si acaso… Y lo que es peor no es que te falte ese documento, sino las contestaciones que recibes por parte de algunos funcionarios:

(Léase lo que está en mayúsculas con mayor énfasis)

– ¿Es que no sabe USTED, señorita, que sin LA FOTOCOPIA DE LA PARTIDA DE NACIMIENTO DE SU BISABUELA… ESTO no se puede hacer?

Y te mira por encima de esas gafitas que se llevan a ras de la nariz.

Y tú contestas, temblorosa, como cuando no te sabes la pregunta en un examen.

– Pues mire, yo es que no lo sabía… yo pensé que…
– Pues es que eso USTED debería saberlo.
– Bueno, ¿y qué puedo hacer?
– A MI no me pregunte.

¿Y a quién coño se lo pregunto entonces? O sea, si no está él para resolverme las dudas, ¿qué hago? ¿Llamo a Aramís Fuster a ver si me echa una mano?

Particularmente hay dos funcionarios de la oficina del INEM de la calle Víctor Andrés Belaúnde de Madrid (que ya he visitado en 3 ocasiones) que son de esos que hay que darles de comer aparte. Uno es una señora que de las 3 veces que he ido, no le han gustado los documentos que he llevado en 2 de esas 3 ocasiones. El certificado de empresa llevaba la firma de mi antigua jefa, que la pobre se quedó en el cuadernillo de caligrafía Rubio  número 2. La funcionaria cuestionó si esa firma la había hecho yo (falsificando así el documento). Le contesté que no. Y me dijo que ESA FIRMA, la había hecho yo. Le repito que no, le sugiero que la compruebe con la de mi carnet de identidad. Finalmente me da el visto bueno.

En la segunda ocasión no le debió gustar que el documento estuviera impreso con una tinta un poco más clara de lo habitual. Y sugirió que era una fotocopia. Le dije que ahí llevaba el sello y la firma de la empresa, el documento lleva mi nombre y mis datos, por lo tanto, sea fotocopia o no (que no lo era) el documento está correcto.

El segundo individuo se corresponde al ejemplo que os he detallado al principio. Le encanta ridiculizarte alzando la voz, exponiendo tu ignorancia delante de los demás. Y lo soluciona todo con un “A mi no me pregunte”.

A veces me dan ganas de decirles de todo. Si yo no estuviera en paro, ellos no estarían trabajando en la oficina del INEM, o sea, que son ellos los que tendrían que agradecerme que yo estuviera desempleada.  Y con eso de que no se les puede despedir… En serio, ¿por qué no se puede despedir a un funcionario? A algunos deberían haberlos despedido hace tiempo. Por incompetencia, falta de profesionalidad y falta de educación. Si no saben tratar con público, deberían buscarse otra cosa. ¿Qué pasa, que un funcionario es como un policía, que no se le puede tocar? ¿Qué pasa cuando cometen algún error? ¿Se les da una palmadita en la espalda y se les dice: Venga, no te preocupes, todos somos funcionarios? ¿Qué pasa cuando un funcionario tiene que probar de su propia medicina y hacer gestiones como cualquier hijo de vecino? Seguro que tienen pase VIP y se ahorran las colas y los malos modales. A ver si me consigo yo uno de esos pases.

Ahí os dejo un enlace que lo explica todo muy bien.

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Los sueños, ¿de qué están hechos?

¿Alguna vez habéis soñado algo y cuando os habéis levantado pensasteis que era real? ¿Por qué a los sueños malos se les llama pesadillas? ¿Existen los sueños premonitorios? ¿Puede un sueño cambiar una decisión? ¿Los gemelos o mellizos comparten sueños? ¿Por qué todos hemos tenido el sueño ese en el que caemos al vacío? ¿En qué consiste la interpretación de los sueños? Una persona que es ciega de nacimiento, ¿cómo sueña?

He sacado una conclusión de todo esto. Los buenos sueños están formados por recuerdos pasados, con personas o hechos que ya no están, como quien sueña con su abuela que ya falleció, o cuando se era pequeño. En cambio los sueños malos aparecen cuando se está preocupado por algo, una situación de estrés o incomodidad. Casi nunca por algo que ya pasó. Si no por algo presente o futuro, como cuando se sueña que alguien tiene un accidente o muere.

En cuanto a los sueños premonitorios no creo que existan, pues nuestro cerebro siempre trabaja con cosas que ya conoce, las recordemos o no. Es decir, muy pocas veces se sueña con sitios en los que no hemos estado. Nuestra mente no lo recuerda pero sí hemos estado ahí, o nuestro subconsciente lo ha cambiado un poco, es por eso que no lo reconocemos. Por lo tanto, me parecen interesantes las teorías de la premonición a través de los sueños, y realmente pienso que lo único que hacen es dar una visión bastante personal del sujeto que sueña hacia lo que sueña.

Mucha gente, después de un sueño intenso acerca de una cosa que le rondaba la cabeza, ha decidido cambiar su opinión acerca de esa situación. Como quien se va a casar, y decide posponer la boda, o quien tiene que hacer un viaje y decide cancelarlo.

Se conocen historias de gemelos y mellizos (más de gemelos) que tienen una conexión especial, y no es extraño. Los gemelos monocigóticos (los que proceden de un único óvulo que se particiona en 2, 3, 4… partes) comparten en mismo ADN. Leí la historia de dos gemelos que se fueron a vivir a diferentes ciudades. Y a pesar de la distancia mantenían esa conexión especial en sueños (soñaban lo mismo y se llamaban para comentarlo), se llamaban a la misma hora, cuando uno sufría dolor, el otro lo sentía.

En cuanto al sueño de caer al vacío, es un clásico en la especie humana. Es lo que se llama el “inconsciente colectivo”, una teoría desarrollada por Jung, un psiquiatra suizo. Esta teoría dice que existe un lenguaje común a los seres humanos de todos los tiempos y lugares del mundo. Todos estamos hechos de la misma pasta, y soñamos absolutamente lo mismo.

Hay multitud de libros y textos que te prometen averiguar qué te depara el futuro a través de la simbología de los sueños. El futuro no depararán, pero pienso que sí el presente. Ya Freud elaboró su famosa obra “La interpretación de los sueños” (editada alrededor del año 1900). La interpretación de los sueños es una cuestión personal ya que nadie tiene experiencias, asociaciones y recuerdos -conscientes e inconscientes- iguales a las de otra persona. No obstante, las representaciones simbólicas y arquetípicas tienen una fuente universal que todos compartimos y a la que todos tenemos acceso, es lo que decía Jung. Es por eso que la interpretación de los símbolos puede ayudarnos a desentrañar los mensajes que recibimos cuando estamos en otras frecuencias de la conciencia humana, pero no más allá de lo que hayamos experimentado. Así pues si soñamos con agua, o con serpientes, o con aviones… todo tendrá su significado, y con googlear un poco nos sacará de dudas.

La gente que nace sin la capacidad de ver dicen que no tienen imágenes visuales en sus sueños, pero que sí experimentan con gran intensidad los sentidos del gusto, el tacto y el olfato. Al igual que los que sí podemos ver, pero a su manera. En una texto reciente se mencionó que algunas personas, en su mayoría quienes crecieron antes de que existiera la televisión a color, soñaban sólo en blanco y negro.

También cuentan que las personas invidentes tienen un alto porcentaje de sueños relacionados con viajes o traslados, lo que refleja una de las mayores preocupaciones de su vida cotidiana: encontrar de manera segura su camino.

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La almohada

La almohada es ese elemento del dormitorio en el que pasamos una media de 8 horas con nuestra cabeza apoyada, unas 56 horas a la semana, unas 224 horas al mes. Imagínate con la misma ropa toda una semana. Pues así es la almohada. Hablando fríamente, en ella sudamos, moqueamos, lagrimeamos, la grasa de nuestro pelo se queda ahí… digamos que tiene una variedad de muestras de ADN, vamos, que los del CSI se pondrían las botas.

Hay gente a la que le gusta mullida, a otros plana, a la que le gusta doblarla, a los que en verano buscan la parte fresquita, hay gente que se abraza a ella, y otros que ni la necesitan.

Además, nuestra almohada creo que emite nuestro propio olorcillo, por así decirlo, y automática e inconscientemente nuestro cerebro empieza a generar las ondas theta (relajación profunda), después las ondas delta (dormir profundo sin soñar), ondas beta (cuando soñamos) y las ondas alfa (relajación ligera o despertar tranquilo). Vale, esto me lo he mirado en internet.

Hay gente que cuando duerme fuera se lleva su propia almohada, es como el enlace a tu cama. No estoy en mi cama, pero mi almohada está conmigo. Es como el vínculo al hogar.

Pienso que compartir la almohada es antihigiénico, es como compartir la ropa interior. Quizá es un poco exagerado, pero visto así, es lo más parecido.

Luego están las almohadas anatómicas esas, y la famosa “butterflypillow”, que son algo así como un pedazo de esponja, que la ves, la tocas, la vuelves a tocar y piensas: Esto no puede ser cómodo ni de coña. Si coges un pedazo de poliespan, sí, de eso que se utiliza para embalar frigoríficos o televisores, te sirve igual y es más barato. A menos que compres una tele o un frigo solo para quedarte con el poliespan.


 

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