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Dos anuncios

He visto dos anuncios que están actualmente apareciendo en televisión que me han hecho recapacitar. Diré los nombres de los productos comerciales (no me llevo ni comisión ni nada, de hecho los voy a poner a parir).

Uno de ellos es el nuevo Ambipur para vehículos, vamos, ambientadores para coches. Dice algo así como «¿No te gusta ese aroma a limpio en tu coche (se ve al individuo frente al volante aspirando los  aromas de, en teoría, un coche recién lavado y aspirado) antes de que entre tu familia? (y aquí entran los niños con zapatos sucios, con bolsas de patatas y juguetes poniéndolo todo asqueroso). Y luego dice: No te preocupes, con el nuevo Ambipur tu coche siempre olerá como recién limpio… (y aquí viene el final) AUNQUE NO LO ESTÉ». ¡Toma esa!

Imaginaos el mismo anuncio pero para desodorante. Un vagón de metro hasta la bandera, plena hora punta mañanera en Madrid. Un tío mugroso agarrado a la barra de sujeción, junto con otras 300 personas. Y que el anuncio dijera: Olerás como recién duchado, aunque no lo estés. Pasa de la ducha, nuestro desodorante te la ahorra.

Y el otro es de Jazztel. Su logo es: Te cambiarás por el ahorro, te quedarás por el servicio técnico. Una cosa es que anuncies que tienes tarifas más baratas. Pero proclamar que te quedarás por el servicio técnico es proclamar que tu servicio es una mierda y que tendrás que recurrir al mismo bastante a menudo.

Imaginaos un seguro médico que anunciara tarifas más baratas que otros de la competencia, pero que a la vez te dijera que sus médicos son muy majos y guapos. Pues señores, no me convence.

 

El canon de belleza femenina es una abominación

El eslogan publicitario de L’Oréal es «Porque nosotras lo valemos». Pero no va en serio, claro. Si lo hiciera, podría incluir a personas que se parezcan a “personas de verdad” en sus campañas de marketing. Así que la ASA “Autoridad de Estándares de Publicidad” ha decidido prohibir dos anuncios de L’Oréal: esto podría ser el comienzo de algo maravilloso.

En los dos anuncios salen, respectivamente, Julia Roberts de 43 años y Christy Turlington de 42 promocionando la base de maquillaje Lancôme Teint Miracle (fijáos qué cara le han dejado) y la base de maquillaje “eraser” de Maybelline (nótese el uso de la palabra “eraser”, que en inglés significa borrar, aniquilar, arrasar, y echad un ojo al anuncio). Estas señoras tienen ya una edad, en el mundo de la moda y belleza son unos vejestorios. Así que la belleza hizo lo que pensó que sería oportuno: tomó las fotografías, observó los defectos y los eliminó. Así aparecieron estas mujeres, improbablemente radiantes, extrañas y casi radioactivas.

Ningún maquillaje puede hacer eso. Las dos damas de los anuncios han sido digitalmente retocadas hasta el extremo. La marca también recibió críticas por la máscara de pestañas “Telescopic” en la que aparecía Penélope Cruz con pestañas postizas y el champú Elvive, protagonizado por Cheryl Cole con extensiones en el pelo.

No estoy en contra del uso del maquillaje, ni mucho menos. Tener la cara como el hijo bastardo de ET o ser Chewbacca no es mi reto. Pero el alcance de la industria de la belleza y de su hermana fea, la moda, llegan lejos para vender sus productos, de manera peligrosa y repugnante.

En busca del beneficio, se ha creado un ideal homogéneo de belleza femenina que no tiene nada que ver con cómo las mujeres son realmente. Ese ideal es una abominación – muerto de hambre, depilado, planchado, encogido y esquelético.

Su meta es VENDER INSATISFACCIÓN porque claro, el que te gustes a ti mismo no vende nada.

En los 50, 60 y en los 70 una talla 40, con caderas y pechos podría ser un bombazo en el cine. Marilyn Monroe, Jane Russell, Ava Gardner – todas tenían carne y rostros interesantes con imperfecciones. Jane Russell tenía unas cejas puntiagudas y la Gardner tenía un hoyuelo en la barbilla maravilloso. Eran personas, nada más. Las modelos y actrices de ahora son pequeñas y extrañamente idénticas, con toda la grasa absorbida y más pintadas que una puerta, extensiones de pelo hasta el infinito, con el efecto “chupachups” (la cabeza es enorme en comparación con el cuerpo), dietas, entrenadores personales… Eso no sólo es aburrido, ofensivo y una pesadilla para la gente que le gusta ver actrices que de verdad saben actuar, en vez de posar poniendo morritos. La cámara miente, y hoy más que nunca.

No tenéis más que fijaros en la semana de la moda de cualquier lugar – un evento de monstruoso autoengaño y estupidez. Me fijo más que en los modelitos en los pequeños bracitos de las maniquíes, que son del mismo grosor que sus muslos. Parecen enfermas, tambaleándose en esos tacones imposibles. Y la gente aplaude enloquecida cuando aparece el creador de tales telas, y te fijas en él/ella y te preguntas porqué no hace prendas para gente como él/ella, gente pequeña, no muy delgada, feúchos… Son inmunes y han olvidado cómo es la gente normal. También me doy cuenta de que ellos mismos son víctimas de su propio sueño. Galliano es un gilipollas, McQueen está muerto y sospecho que  sintiera algún aprecio por las mujeres. ¿Quién ve cómodo caminar con estos zapatos tan horrendos? Ambos Valentino y Lagerfeld parecen que hubieran abusado en demasía de la cirugía estética, lo que sugiere que no les gusta mucho el espejo. Estos diseñadores no aprecian a las mujeres, quieren vernos embutidas en tallas 34, con piernitas que apenas nos sostengan sobre zapatos horrorosamente enormes, con maquillaje que acentúen los huesos de nuestras caras. Y  las caras de estos individuos reflejan tristeza e insatisfacción, como mujeres viejas. Me gustaría verlos en pantuflas y batita saliendo a por el pan.

Cuando una modelo deja la pasarela y muere de fallo cardíaco o anorexia siempre surge algún debate sobre prohibir la talla cero (que es una 34 en Europa) y que se usen mujeres de “talla grande” o talla 6 (talla 40 en Europa, jaja, talla grande). En 2006 Armani dijo que había que luchar contra la anorexia. Mirad su colección de otoño-invierno 2011/12 y me decís si algo ha cambiado.

A veces un producto, como Dove usa “mujeres de verdad” – lo que significa gordas – en sus anuncios, pero esto es sólo es una artimaña. Una persona normal se siente identificada e incluso llega a decir “deberían hacer más anuncios como estos”. Un claro ejemplo de publicidad hipócrita. Utilizando, manipulando y exprimiendo las debilidades del ser humano han conseguido posicionarse en el mercado y además quedar como buenos, comprensivos y tolerantes. Su campaña publicitaria donde nos muestran a las “mujeres reales” y “la belleza real” me hace alucinar como pocas cosas. ¿Me lo parece a mí, o son todas guapas? Son distintas constituciones físicas, pero lo mejor de cada una de ellas. Esas chicas has sido elegidas bajo un exhaustivo casting, más complejo quizá, que elegir a una modelo “estándar”. ¿Me están tomando el pelo? Si nos van a mostrar su “belleza real”, ¿por qué no han elegido 6 chicas al azar?

Espera que ahora es cuando me da la risa, pues resulta que Dove es una marca de Unilever que entre otras tiene a Axe, caracterizada por una publicidad de claro carácter sexual protagonizada por mujeres  macizorras. Por un lado Dove, un producto orientado a la mujer y con un mensaje de aceptación de múltiples tipos de belleza y fomentando la autoestima y por otro lado Axe, un producto orientado al hombre, que explota el actual prototipo de belleza… sí, sí el de las «irreales«.
Y por favor, no empecéis a contarme que cada marca es independiente que me aburro. Es fantástico que la gente se acepte tal y como es, pero no lo utilicéis para venderme productos y compartas beneficios con los provenientes de los que predican un rol radicalmente opuesto.

Esto es como la tendencia actual de las empresas de hacer productos que respeten el medio ambiente. No es que les preocupe, lo que previamente han jodido sin escrúpulos, simplemente que la sociedad va tomando conciencia y el mercado destinado a este tipo de personas aumenta… y con ellas las ventas.

La revista Vogue hizo un reportaje donde el propio fotógrafo era fotografiado… sin cabeza. Probablemente era demasiado feo para aparecer con cabeza. Esa era la venganza de Vogue: hazle más delgado, quítale la cabeza.Eso es lo que quieren de nosotras, las mujeres, que no pensemos. Tenemos impuestos unos cánones que han pensado 3 misóginos de pacotilla. ¿Qué tiene de hermoso una mujer escuálida, con los pómulos afilados, con la clavícula sobresaliendo, con las costillas marcándose a través de las telas? ¿Por qué nos quieren ver así? ¿Por qué te quieres ver así?

La publicidad

Sabemos que el mundo de la publicidad es complicado. Unas cuantas mentes trabajan para que, con sólo 20 segundos, caigamos rendidos frente a un producto. En mi opinión no es que caigamos rendidos, simplemente captan nuestra atención, lo que no quiere decir que vayamos a comprarlo. Quién sabe si cuando veamos el producto en nuestras manos, no nos convenza.

Estoy aquí para analizar ciertas características de anuncios. No tengo conocimientos ni de marketing ni de publicidad, pero hay una cosa que es evidente:

COCHES: Por favor, que dejen de vendernos ya que un tío con un coche caro va a parecer más atractivo. ¿O acaso el feo de los hermanos Calatrava es más guapo subido en un Audi TT Roadster?

LIMPIADORES/DETERGENTES: ¡A cuál mejor! Si son todos maravillosos: patos que hablan, genios calvos, una tía con pelucón estilo Mari Trini que viene del futuro. ¡Por favor, que es sólo una lejía! Vamos, los efectos especiales de la Guerra de las Galaxias le quedan al nivel del betún al anuncio del hombre ese que se mete dentro de la prenda para ver la guarrería. Nos gustaban los anuncios de antes: Andestá mi kimono, kiaaaa! Sacaba el garrulo que todos llevamos dentro. O el que se deslizaba por la mesa pasando el Pronto. Por no hablar de esos supuestos reality anuncios que cogen el micro y ¡hala! A entrevistar a la gente por las casas. Me imagino al reportero entrando en la casa de Margarita Seisdedos. Una de dos, o le arrea con el ladrillo que lleva en el bolso, o le cuenta lo difícil que es eliminar las manchas de tomate de los vestidos de gala de su hija.

DISCOS/CINE: La coletilla: ¡ya a la venta! Hombre, pues claro que está a la venta, sino no habría un anuncio de ello. O ¡ya en tu cine más cercano! Si fuera mi cine, ahí se pondrían las películas que yo quisiera, eso lo primero, no la bazofia que anuncian. Y lo segundo, lo de cercano… digo yo que depende, ¿no? Que se lo digan a Colón que pensó atajar a las Indias cruzando el Atlántico. Y además, con tanta piratería lo que tendrían que decir sería: Ya en el chinito de tu esquina.

TELEFONÍA MÓVIL: En estos siempre sale un montón de gente. Además, es curioso cómo las tres compañías que se reparten el pastel, por lo menos en España, tienen tres colores bien diferenciados. El azul, el rojo y el verde. Falta el amarillo para echar un parchís. Cada compañía tiene su propaganda. Los azules… pues “somos azules”. Já, qué original. Y azul es como te quedas cuando llega la factura, que te quedas sin oxígeno y casi te da una embolia. Los rojos no es que sean comunistas, realmente no sé que venden, pero el rojo debe ser de rabia porque los azules se llevan toda la pasta. Y por último los verdes, que lo único molón de éstos son sus anuncios, porque lo que es la cobertura… Éstos sí, verdes de envidia, porque los otros dos se llevan tol pescao.

MEDICAMENTOS: ¡Quién no se acuerda del anuncio del Vicksvaporuv!: Cof, cof, mamá, me cuesta respirar. Lo primero es que un niño no dice eso, un niño dice (léase con la nariz tapada): Mamá, tengo mocos. Y lo que nos gusta decir ácido acetilsalicílico, ¿eh? Y úlcera gastroduodenal. Joe, si parece que hemos hecho el MIR y todo. Lo que no entiendo es ese mensaje del final: En caso de duda consulte a su farmacéutico. A mi farmacéutico le pregunté cierto día las causas de la Revolución Francesa y me mandó a la mierda.

PRODUCTOS DE BELLEZA: Centrándonos en la depilación/afeitado. Los modelos de los anuncios ya están afeitados y depilados, ¿os habéis dado cuenta o no? ¿Para qué se pasan la cuchilla entonces? Imaginaos que hay que repetir la toma varias veces: A ver, que me traigan otra chica que ésta ya tiene las pantorrillas desolladas. Claro, si ahí no nada que quitar.

JUGUETES: Qué desilusión cuando aprendí a leer lo de “movimiento simulado” o “más de 5.000 pesetas”… y lo que es peor: ¡“pilas no incluidas”!

Cómo juegan con nosotros, cómo nos engañan. Por cierto, los peores anuncios, en este ranking son:

Tercer puesto: Los anuncios de fajas reductoras. Porque por muy fino que no las quieran vender, son anuncios
cutres y vulgares.

Segundo puesto: Anuncios sexistas, machistas, racistas, etc. Para hacernos comprar ciertas cosas no hace falta insultar a ningún sector de la sociedad.

Primer puesto: El primer anuncio del año. Es triste empezar el año viendo la caja tonta. Cambiémoslo.

El coche bailón

¿No mola el nuevo anuncio de Citroën C4? ¿El coche bailón?

Desde luego a mi me encanta, y la cancioncilla es genial. Es una especie de Transformer. Vamos, que si yo supiera conducir, y lo que es más importante, tuviera dinero, me lo compraría sin dudar.

He buscado un poquito de información sobre el anuncio, que bueno, ya sabemos que en la industria de la publicidad más que anuncios son pequeñas historias, llenas, por cierto, de efectos visuales. ¿O vamos a comparar este anuncio con el del reportero que visita a la ama de casa queriéndole encasquetar el nuevo friegaplatos?

Para hacer bailar al Citroën C4, los creativos utilizaron al coreógrafo del cantante pop Justin Timberlake, Marty Kudelka, a quien colocaron sensores por todo el cuerpo para registrar sus movimientos en 30 pasos de baile. El C4 robot los reproduce con exactitud, aunque por supuesto, hay pequeños errores. Como por ejemplo, en el momento en el que el transformer “cruza las piernas” no se produce ningún choque entre ellas.

El spot fue rodado en París. El baile del robot ha paseado por diversos foros en los que los internautas han destacado, entre otras cosas, su originalidad, su modernidad y su carácter joven y dinámico, características que se asocian al Citroën C4 (sic).

Por cierto, si sois seguidores de los Simpson, os acordaréis del capítulo en el que Homer le pone la voz al perro Poochie. Originalidad, modernidad, carácter joven y dinámico… Jajajaj, espero que algún/a frikie de los Simpson haya pillado esta pequeña “coincidencia”. ¿O quizá soy demasiado frikie?

Como siempre, de todo anuncio o película, salen parodias. Pero lo más divertido es que los propios creadores se parodien a sí mismos. No sé si os acordaréis de aquel Citroën 2CV, comúnmente llamado “dos caballos”. Pues echad un ojo a este vídeo, porque el final no tiene desperdicio:

Y ahora que empiezan las vacaciones y mucha gente sale a la carretera, por favor, sed prudentes.