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Café con pincho de tortilla

Esta mañana surgió la conversación acerca de esas personas que se toman un pincho de tortilla con un café con leche. Todos estamos en que cada uno come lo que le apetece y hace lo que le da la gana y bueno, por eso yo también comento. Lo que voy a hacer, la próxima vez que vaya a un bar, será pedirme un colacao con unos boquerones en vinagre.

Quiero decir… ¿no sería mejor comerse una tostada o un croissant con el café que con un pincho de tortilla? La primera vez que lo vi casi echo la pota, ¡ya pensé que el individuo iba a remojar la tortilla en el café!

Y todo esto viene también por la nueva cocina de diseño que se estila por estos tiempos. Unas cartas incomprensibles, con ingredientes raros, técnicas con nitrógeno, que te hacen poner cara de “¿pero esto qué coño es? ¿esto se come o se esnifa?”. Estos nuevos cocineros se creen que mezclando una carne con salsa de chocolate o caramelo de naranja fundido son la hostia. O sea, un solomillo de 250 gramos que él sólo cuesta 20 pavos me lo aderezas con mermelada de frambuesa. ¡NO ME JODAS! ¿Y para desayunar? Ah, sí, la tortilla de papas, ¿no?

Es como el mundo al revés. Hay peña que toma cereales para cenar, tortilla para desayunar, carne con salsa de caramelo de pistacho para comer… Y un bocata de boquerones para merendar para los nenes, según salgan de cole, ¿vale?

Mucha cocina de diseño pero sinceramente, te cambio ese solomillo con frambuesa por una ración de patatas fritas con huevo y chistorra.

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Lo que odio de los bares

  • Las servilletas, que como tengas las manos un poco grasientas, por ejemplo, de haberte comido una gamba, se desintegran nada más tocar superficie humana.
  • Los que echan serrín para tapar la mierda en vez de pasar una fregona/escoba.
  • Los que tienen los palillos a la intemperie, ahí, a pelo y al alcance de toda roña volante o dedo aburrido. Que eso luego va a la boca, por favor…
  • Los bares donde no te ponen tapas decentes (los cacahuetes rancios se los metes por el culo a la orangutana de tu parienta, cabrón).
  • Los bares sin jabón en el lavabo, papel para manos o corriente en el secamanos, papel higiénico ni parte inferior de la taza del váter. Si así está el váter, cómo estará la cocina. En esta línea entran los que ni tienen pestillo y tienes que sujetar la puerta mientras miccionas. Por no hablar de los que tienes que pedir la llave. Una llave minúscula atada a un trozo de madera que pone: “señoras”.
  • Camareros que te llaman jefe/jefa.
  • Las sillas que chirrían. No cuesta nada levantarla, en serio.
  • Camareros que comistrajean mientras sirven mesas o lo que es peor, llevan un palillo entre los labios.
  • Encontrarme ceniceros sucios, con huesos de aceituna, chicles, colillas…
  • Sentarte a la barra en un taburete, tocar sin querer por debajo de la barra y sorpresa, ya tienes más aperitivos debajo de la barra que en el plato de la tapa.
  • Los que tienen un jamón colgado del techo. Así es como deben curarse bien, con el humillo del tabaco.
  • Los que tienen letreritos del tipo: “Aquí no se fía” o “los enemigos del hombre son tres: suegra, cuñada y mujer”.
  • Los que tienen flores de plástico para decorar. Sí, como las que llevan a los cementerios. Por no hablar de la decoración tipo calendario del Interviú o el espumillón alrededor de la tele de plasma en navidad.
  • Los que nada más servirte te traen la cuenta.
  • Los que tienen en el menú cosas que no sirven. También los que tienen el menú corregido con tachones y tippex.
  • Las vitrinas de aperitivos con manjares apetitosos, tipo croquetas, tortilla… pero a ti te siguen trayendo los cacahuetes rancios. ¿Serán de plástico las croquetas y por eso no las sirven?
  • Que nada más sentarte aparezca el camarero con una bayeta mohosa limpiándote la mesa y te diga: ¿Qué va a ser… jefe?
  • Que pidas CocaCola y no te digan que no tienen, y que te sirvan Pepsi.
  • Los que tienen temática taurina, tipo cabezas de toros disecadas.
  • Que tengan la música o la tele a toda hostia y no sepas si has entrado en “Bar Manolo” o en la discoteca “Kapital”.
  • Vasos rayados, platos desportillados, mesas o sillas pegajosas, cuadros con un dedo de polvo. Cuanta menos decoración tenga, mejor: menos mierda se acumula.
  • Camareros guarros, sudados o apestando a sobaca. No se piden sex symbols, pero sí mínimo de higiene.https://i0.wp.com/farm4.static.flickr.com/3558/3562355418_758c393ec7.jpg

Escriba usté su bló

Hoy tenía mucho sueño cuando me levanté a las 5.30 de la mañana.

Una vez narrado el principal hito de la semana, me enfrento un día más al bonito juego de «escriba usted su bló».

Posibles preguntas de un pograma americano al que asisten evidentemente concursantes americanos.

¿Qué país se corresponde con la Galia de Axterix y Obelix? Menos Guatemala, podrían ser todos.
¿En dónde se habla inglés? 99% de respuestas: Estados Unidos.
¿En qué ciudad está la estatua de la sirenita? Disneyworld.

¿De que país es originario Papa Noel? División de opiniones entre Estados Unidos y El Polo Norte (República Popular de)
¿Qué comen los italianos? Unanimidad: Pasta.
Claro, no preguntaron en qué trabajan los españoles, pero eso fue porque todos sabemos que el 90% somos camareros y el 10% restante somos toreros.

Los portugueses creo que son todos camioneros, las francesas putas, los ingleses alcohólicos…
¿Cómo se llama el baile típico griego?
Respuesta más común: esa me la sé, pero no me acuerdo.
¿Qué pan comen los franceses? Caras de susto.
Silencio. Ojos de res. Una, valiente, dijo: Bimbo.

En fin, yo voy a ser mucho mas cabrona. Voy a hacer preguntas cabronas. (respuestas + sorpresa al final)
¿Cómo se llama la col fermentada con la que se
acompañan los platos de carne en Alemania y Francia?
¿Qué significa «peperoni» en italiano?
¿Cómo se llama el desayuno típico de Esocia?
¿Cuántas capitales europeas están en una isla?
¿Qué significa «jroña que jroña»?
¿Dónde se puede oír la genial frase «Mind the gap», traducida al castellano como «Atención: estación en curva. Tenga precaución para no introducir el pie entre coche y andén»?

¿Qué coño es el jengibre y porqué sabe a Mister Proper?
¿The Guardian, Le Monde, Il Corriere, Frankfurter… pero qué coño leen los portugueses?
¿Cómo se llaman los Opel en Inglaterra?
¿Qué es un didgeridoo?

AQUÍ VAN LAS RESPUESTAS:

Es una variedad de salami.

Choucroute.

Haggis.

No me apetece contar.

Años y años.

En el metro de Londres.

Jengibre: Planta de la India, de la familia de las Cingiberáceas, con hojas radicales, lanceoladas, casi lineales, flores en espiga, de corola purpúrea, sobre un escapo central de cuatro a seis decímetros de alto, fruto capsular bastante pulposo y con varias semillas, y rizoma del grueso de un dedo, algo aplastado, nudoso y ceniciento por fuera, blanco amarillento por dentro, de olor aromático y de sabor acre y picante como el de la pimienta. Se usa en medicina y como especia.

Ni lo sé ni me importa. Es más, añadiré una apostilla al genial Agustín Jiménez (de los Jiménez de toda la vida) que decía así: ¿Qué sabemos de Portugal? Pues… ¡Fátima y de milagro!

Los Opel en Inglaterra se llaman Vauxhall.

Es un instrumento de viento utilizado por los aborígenes australianos.

Y la sorpresita es…

Clic aquí y veréis un genial vídeo de la estupidez americana. Y también clic aquí y veréis las peripecias de un japonés en Tejas (EE. UU.) y lo que hizo cuando le preguntaron que cuántas horas llevaba llegar a Japón en coche.

Un BigMac, pero con Coca-Cola light… Es que… estoy a dieta…

Ha llegado el momento de hablar, sí, de hablar de la gente que no es como tú y como yo. Ya sabes… de esa gente que dice que es “vegetariana” o que “come sano”.

Lo primero que me gustaría dejar claro es que de toda la vida se han matado animales para alimentarnos. Con lo que no estoy de acuerdo es el matar por matar. Ya no es necesario irse de caza para comer. Es más fácil ir al supermercado. Y bueno, el súmmum es ya que lo llamen deporte.

Según parece hay dos tipos de vegetarianismo. El que admite el uso de productos o alimentos extraídos de animales, véase leche, huevos…, y el vegetarianismo puro que, como es de adivinar, sólo admite productos vegetales. Quién te dice a ti que las zanahorias ni las coles de Bruselas, o los cebollinos, o los nabos, no sufren cuando los arrancan de la mata, o cuando los ponen en la olla a hervir.  Por mi que cada uno coma lo que le apetezca. Es decir, si te quieres comer albóndigas de sucedáneo de carne, todo tuyo; pero cuando me esté comiendo mi chuletón no me mires como si fuera una asesina. Los animales están ahí para servir al ser humano, con la carne, con la leche, con los huevos… esto es simplemente la naturaleza. Y el comer carne, lo primero, es necesario para cubrir las necesidades del cuerpo humano, y que no me vengan ahora con que la soja cumple la misma función porque no es cierto. Leche de soja… por dios… ¿Qué pasa? ¿Qué va a haber que pedir un certificado de que la vaca no ha sido maltratada mientras fue ordeñada? Y si todavía estuviéramos hablando de una especie protegida… pero todavía no se ha avisado de que las vacas o los cerdos están bajando en número debido al consumo humano.

Y todo esto viene porque, de vuelta a mis andanzas al supermercado, me encontré con el típico ejemplar, no ya de vegetariano, pero sí de esos que “comen sano”. Su cesta daba ganas de llorar. En serio, yo, fue verla, y dios… casi daban ganas de colarle sin que se diera cuenta una bolsa de magdalenas.

En su cesta había:

Una botella de agua mineral
Yogures de bífidus
Una lechuga
Una bolsa de naranjas
Queso
Pan integral

Por favor, que alguien me diga si puede aguantar todo el día con esta comida. ¡Esto sí que es inhumano! Y lo que es peor… ¡luego van al gimnasio! Será pa’ quemar las calorías de la lechuga, no te jode.  “Ay, ves esta lorza… no sé qué voy a hacer con ella. No me cabe el pantalón del año pasado”. Bueno, mira, así te puedes comprar la ropa en la sección de mujer. Que los estampados de Minnie Mouse para mujeres de 30 tacos no se llevan este año.  “Este año, lo primero, apuntarme a un gimnasio. ¿Ves esto? (se agarra un poco de pellejo de la cintura): Los dos polvorones que me tomé el Nochevieja”.  Y todo light… para que no engorde. ¿Pero no sería mejor no comerlo? Así sí que no engorda. Te lo digo yo. Hay hasta chocolate light. Pero vamos a ver… si al chocolate le quitas el dulce, ¿qué coño nos estamos comiendo? ¿un pedazo de ladrillo? Y además, ¿qué habría sido de nuestra vida sin el colesterol y la grasa de los Phoskitos, del Bollycao, de la Pantera Rosa…?

Seguro que todos sabéis lo del tío este llamado Pavlov. Era un psicólogo que experimentó el condicionamiento en la conducta humana y animal. Y el famoso experimento que llevó a cabo consistía en dar de comer a un perro mientras sonara una campana. Una tontería en sí. Pero lo que él demostró es que, posteriormente, hubiera o no hubiera comida, ese perro salivaba igualmente mientras sonara la campana. Es decir, ese perro estaba condicionado. Asociaba el sonido de la campana a que era hora de comer.

En conclusión, malo es morirse. Pero peor es morirse de hambre.
Así que clicas aquí: http://www.accioncontraelhambre.org/

Puente en Madrid

Sola en casa, bueno… con el gato… Y es cuando te das cuenta de lo bien que cocina mamá y de la mierda que te sale a ti con el plato más sencillo de todo el recetario. Y es que todas las madres se empeñan de dejarte el frigorífico bien repleto cuando van a estar ausentes: “Aquí te dejo esto, que es sólo calentar; y en el congelador te dejo esto otro, que lo sacas por la mañana y ya lo tienes listo; pero ten cuidado con esto porque si se descongela ya lo puedes tirar…”.

Fijaos qué comodidad, sólo calentar y ya está. Pues no, porque cuando no está mamá nos gusta experimentar, y recordar al Arguiñano el otro día en la tele. Vamos a la alacena y cogemos prf.. cualquier cosa: espaguetis, sopa de sobre, atún, levadura, ¿esto qué es? ¿canela en rama? Pos venga, también, trae pa’ca. Y empiezas ahí a mezclar. Te sientes como Harry Potter frente al caldero de pócimas… Lo que es extraño es que tú sin  haber metido rabo de largartija, ojos de murciélago y ala de cuervo… tiene toa la pinta. A mitad del guiso te olvidas de haber echado harina, pss… ¿Qué aprendiste en matemáticas? El orden de los factores no altera el producto. Y después de echar la harina, dios… te acuerdas de tu profesor de mates. (Por cierto, Juan Carlos, un saludo, jajaja) ¿Qué no altera el producto? La cuestión es ¿qué producto? Porque lo que tienes en el fogón se te acaba de declaran en huelga y empiezas a ver hasta piquetes. Decides quitarlo del fuego, pero oh sorpresa, suspendiste química en el insti, porque ya no recordabas que cuando el producto se enfría experimenta una adhesión al recipiente que ha sido vertido (Ley de Arzak). Y es cuando nos dejamos de tonterías y empleamos la fuerza bruta. Usas el estropajo, aquello se pone farragoso, el estropajo se ha echado a perder, acudes a los refuerzos: el estropajo de metal, comúnmente llamado Nanas. Fairy, KH7, Neutrex, jabón de Marsella, Norit, ¿no decían que la Coca Cola puede con un clavo oxidado? Oño, a por la de 2 litros. Pero no hay manera… La cazuela ha dejado de ser cazuela. Y lo peor… no tienes Conrado a quien enseñárselo (Bueno, a ver si pilláis el chiste, que me lo he currao) La cazuela se ha ido al cielo de las cazuelas. Allí conocerá a sartenes de teflón, parrillas eléctricas, batidoras licuadoras súper chachis,… te alegras por ella. Porque lo que es tú… te espera una buena. La mejor batería de cocina de mamá y la has tenido que chafar. De esta no sales vivo (te lo digo yo, jaaa) Piensas en una excusa: “Ha sido el perro”. Mierda, el perro no sabe cocinar… Claro, ¡que tú tampoco, so memo! Seguro que el perro lo habría hecho mejor. Así que sólo nos queda una solución. Llamar al TelePizza.