Sabemos que el mundo de la publicidad es complicado. Unas cuantas mentes trabajan para que, con sólo 20 segundos, caigamos rendidos frente a un producto. En mi opinión no es que caigamos rendidos, simplemente captan nuestra atención, lo que no quiere decir que vayamos a comprarlo. Quién sabe si cuando veamos el producto en nuestras manos, no nos convenza.
Estoy aquí para analizar ciertas características de anuncios. No tengo conocimientos ni de marketing ni de publicidad, pero hay una cosa que es evidente:
COCHES: Por favor, que dejen de vendernos ya que un tío con un coche caro va a parecer más atractivo. ¿O acaso el feo de los hermanos Calatrava es más guapo subido en un Audi TT Roadster?
LIMPIADORES/DETERGENTES: ¡A cuál mejor! Si son todos maravillosos: patos que hablan, genios calvos, una tía con pelucón estilo Mari Trini que viene del futuro. ¡Por favor, que es sólo una lejía! Vamos, los efectos especiales de la Guerra de las Galaxias le quedan al nivel del betún al anuncio del hombre ese que se mete dentro de la prenda para ver la guarrería. Nos gustaban los anuncios de antes: Andestá mi kimono, kiaaaa! Sacaba el garrulo que todos llevamos dentro. O el que se deslizaba por la mesa pasando el Pronto. Por no hablar de esos supuestos reality anuncios que cogen el micro y ¡hala! A entrevistar a la gente por las casas. Me imagino al reportero entrando en la casa de Margarita Seisdedos. Una de dos, o le arrea con el ladrillo que lleva en el bolso, o le cuenta lo difícil que es eliminar las manchas de tomate de los vestidos de gala de su hija.
DISCOS/CINE: La coletilla: ¡ya a la venta! Hombre, pues claro que está a la venta, sino no habría un anuncio de ello. O ¡ya en tu cine más cercano! Si fuera mi cine, ahí se pondrían las películas que yo quisiera, eso lo primero, no la bazofia que anuncian. Y lo segundo, lo de cercano… digo yo que depende, ¿no? Que se lo digan a Colón que pensó atajar a las Indias cruzando el Atlántico. Y además, con tanta piratería lo que tendrían que decir sería: Ya en el chinito de tu esquina.
TELEFONÍA MÓVIL: En estos siempre sale un montón de gente. Además, es curioso cómo las tres compañías que se reparten el pastel, por lo menos en España, tienen tres colores bien diferenciados. El azul, el rojo y el verde. Falta el amarillo para echar un parchís. Cada compañía tiene su propaganda. Los azules… pues “somos azules”. Já, qué original. Y azul es como te quedas cuando llega la factura, que te quedas sin oxígeno y casi te da una embolia. Los rojos no es que sean comunistas, realmente no sé que venden, pero el rojo debe ser de rabia porque los azules se llevan toda la pasta. Y por último los verdes, que lo único molón de éstos son sus anuncios, porque lo que es la cobertura… Éstos sí, verdes de envidia, porque los otros dos se llevan tol pescao.
MEDICAMENTOS: ¡Quién no se acuerda del anuncio del Vicksvaporuv!: Cof, cof, mamá, me cuesta respirar. Lo primero es que un niño no dice eso, un niño dice (léase con la nariz tapada): Mamá, tengo mocos. Y lo que nos gusta decir ácido acetilsalicílico, ¿eh? Y úlcera gastroduodenal. Joe, si parece que hemos hecho el MIR y todo. Lo que no entiendo es ese mensaje del final: En caso de duda consulte a su farmacéutico. A mi farmacéutico le pregunté cierto día las causas de la Revolución Francesa y me mandó a la mierda.
PRODUCTOS DE BELLEZA: Centrándonos en la depilación/afeitado. Los modelos de los anuncios ya están afeitados y depilados, ¿os habéis dado cuenta o no? ¿Para qué se pasan la cuchilla entonces? Imaginaos que hay que repetir la toma varias veces: A ver, que me traigan otra chica que ésta ya tiene las pantorrillas desolladas. Claro, si ahí no nada que quitar.
JUGUETES: Qué desilusión cuando aprendí a leer lo de “movimiento simulado” o “más de 5.000 pesetas”… y lo que es peor: ¡“pilas no incluidas”!
Cómo juegan con nosotros, cómo nos engañan. Por cierto, los peores anuncios, en este ranking son:
Tercer puesto: Los anuncios de fajas reductoras. Porque por muy fino que no las quieran vender, son anuncios
cutres y vulgares.
Segundo puesto: Anuncios sexistas, machistas, racistas, etc. Para hacernos comprar ciertas cosas no hace falta insultar a ningún sector de la sociedad.
Primer puesto: El primer anuncio del año. Es triste empezar el año viendo la caja tonta. Cambiémoslo.