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Dos anuncios

He visto dos anuncios que están actualmente apareciendo en televisión que me han hecho recapacitar. Diré los nombres de los productos comerciales (no me llevo ni comisión ni nada, de hecho los voy a poner a parir).

Uno de ellos es el nuevo Ambipur para vehículos, vamos, ambientadores para coches. Dice algo así como «¿No te gusta ese aroma a limpio en tu coche (se ve al individuo frente al volante aspirando los  aromas de, en teoría, un coche recién lavado y aspirado) antes de que entre tu familia? (y aquí entran los niños con zapatos sucios, con bolsas de patatas y juguetes poniéndolo todo asqueroso). Y luego dice: No te preocupes, con el nuevo Ambipur tu coche siempre olerá como recién limpio… (y aquí viene el final) AUNQUE NO LO ESTÉ». ¡Toma esa!

Imaginaos el mismo anuncio pero para desodorante. Un vagón de metro hasta la bandera, plena hora punta mañanera en Madrid. Un tío mugroso agarrado a la barra de sujeción, junto con otras 300 personas. Y que el anuncio dijera: Olerás como recién duchado, aunque no lo estés. Pasa de la ducha, nuestro desodorante te la ahorra.

Y el otro es de Jazztel. Su logo es: Te cambiarás por el ahorro, te quedarás por el servicio técnico. Una cosa es que anuncies que tienes tarifas más baratas. Pero proclamar que te quedarás por el servicio técnico es proclamar que tu servicio es una mierda y que tendrás que recurrir al mismo bastante a menudo.

Imaginaos un seguro médico que anunciara tarifas más baratas que otros de la competencia, pero que a la vez te dijera que sus médicos son muy majos y guapos. Pues señores, no me convence.

 

La teletienda

Siempre me he sentido acomplejado por mi pene pequeño, y cuando llegaba el momento de conocer a una mujer en la intimidad pues me daba vergüenza, algunas se reían, otras me rechazaban… y decidí ponerle solución, comprando PENIS MAX. Es muy fácil, lo puedes llevar dentro de la ropa interior y ni se nota, y ahora mi novia está más satisfecha. Sí, PENIS MAX nos ha cambiado la vida.

Este es el fabuloso guión de un programa de teletienda anunciando un artilugio que, supuestamente, alarga el miembro viril – todo por unos 200 € (gastos de envío no incluidos)

A primera vista parece sacado de los anales de tortura medieval. ¿Quién sino osaría a atarse con metales y tuercas el miembro para conseguir ¿cuántos centímetros? Yo propongo otro método más barato y más casero. Consta de:

  1. Cuerda de unos 30 cm – no importa grosor y/o suavidad de la misma (cuestión de gustos).
  2. Una puerta.
  3. Otra persona para llevar a cabo la ejecución – pues uno mismo es imposible – a la que no le importe ver genitales masculinos tamaño pigmeo.

Se procede de la siguiente manera. Se ata el miembro a la cuerda y ésta al pomo de una puerta, mientras el propietario del mismo se queda quieto. La persona colaboradora ejecuta la apertura y cierre de la puerta, tantas veces como sean necesarias hasta conseguir cierto color amoratado y/o coloraíllo en el miembro.

Es en ese momento en el que se te quitan las ideas de adquirir cualquier artilugio que por un momento roce tus instrumentos de placer/procreación. Y si no me crees, haz la prueba y me cuentas.

 


La publicidad

Sabemos que el mundo de la publicidad es complicado. Unas cuantas mentes trabajan para que, con sólo 20 segundos, caigamos rendidos frente a un producto. En mi opinión no es que caigamos rendidos, simplemente captan nuestra atención, lo que no quiere decir que vayamos a comprarlo. Quién sabe si cuando veamos el producto en nuestras manos, no nos convenza.

Estoy aquí para analizar ciertas características de anuncios. No tengo conocimientos ni de marketing ni de publicidad, pero hay una cosa que es evidente:

COCHES: Por favor, que dejen de vendernos ya que un tío con un coche caro va a parecer más atractivo. ¿O acaso el feo de los hermanos Calatrava es más guapo subido en un Audi TT Roadster?

LIMPIADORES/DETERGENTES: ¡A cuál mejor! Si son todos maravillosos: patos que hablan, genios calvos, una tía con pelucón estilo Mari Trini que viene del futuro. ¡Por favor, que es sólo una lejía! Vamos, los efectos especiales de la Guerra de las Galaxias le quedan al nivel del betún al anuncio del hombre ese que se mete dentro de la prenda para ver la guarrería. Nos gustaban los anuncios de antes: Andestá mi kimono, kiaaaa! Sacaba el garrulo que todos llevamos dentro. O el que se deslizaba por la mesa pasando el Pronto. Por no hablar de esos supuestos reality anuncios que cogen el micro y ¡hala! A entrevistar a la gente por las casas. Me imagino al reportero entrando en la casa de Margarita Seisdedos. Una de dos, o le arrea con el ladrillo que lleva en el bolso, o le cuenta lo difícil que es eliminar las manchas de tomate de los vestidos de gala de su hija.

DISCOS/CINE: La coletilla: ¡ya a la venta! Hombre, pues claro que está a la venta, sino no habría un anuncio de ello. O ¡ya en tu cine más cercano! Si fuera mi cine, ahí se pondrían las películas que yo quisiera, eso lo primero, no la bazofia que anuncian. Y lo segundo, lo de cercano… digo yo que depende, ¿no? Que se lo digan a Colón que pensó atajar a las Indias cruzando el Atlántico. Y además, con tanta piratería lo que tendrían que decir sería: Ya en el chinito de tu esquina.

TELEFONÍA MÓVIL: En estos siempre sale un montón de gente. Además, es curioso cómo las tres compañías que se reparten el pastel, por lo menos en España, tienen tres colores bien diferenciados. El azul, el rojo y el verde. Falta el amarillo para echar un parchís. Cada compañía tiene su propaganda. Los azules… pues “somos azules”. Já, qué original. Y azul es como te quedas cuando llega la factura, que te quedas sin oxígeno y casi te da una embolia. Los rojos no es que sean comunistas, realmente no sé que venden, pero el rojo debe ser de rabia porque los azules se llevan toda la pasta. Y por último los verdes, que lo único molón de éstos son sus anuncios, porque lo que es la cobertura… Éstos sí, verdes de envidia, porque los otros dos se llevan tol pescao.

MEDICAMENTOS: ¡Quién no se acuerda del anuncio del Vicksvaporuv!: Cof, cof, mamá, me cuesta respirar. Lo primero es que un niño no dice eso, un niño dice (léase con la nariz tapada): Mamá, tengo mocos. Y lo que nos gusta decir ácido acetilsalicílico, ¿eh? Y úlcera gastroduodenal. Joe, si parece que hemos hecho el MIR y todo. Lo que no entiendo es ese mensaje del final: En caso de duda consulte a su farmacéutico. A mi farmacéutico le pregunté cierto día las causas de la Revolución Francesa y me mandó a la mierda.

PRODUCTOS DE BELLEZA: Centrándonos en la depilación/afeitado. Los modelos de los anuncios ya están afeitados y depilados, ¿os habéis dado cuenta o no? ¿Para qué se pasan la cuchilla entonces? Imaginaos que hay que repetir la toma varias veces: A ver, que me traigan otra chica que ésta ya tiene las pantorrillas desolladas. Claro, si ahí no nada que quitar.

JUGUETES: Qué desilusión cuando aprendí a leer lo de “movimiento simulado” o “más de 5.000 pesetas”… y lo que es peor: ¡“pilas no incluidas”!

Cómo juegan con nosotros, cómo nos engañan. Por cierto, los peores anuncios, en este ranking son:

Tercer puesto: Los anuncios de fajas reductoras. Porque por muy fino que no las quieran vender, son anuncios
cutres y vulgares.

Segundo puesto: Anuncios sexistas, machistas, racistas, etc. Para hacernos comprar ciertas cosas no hace falta insultar a ningún sector de la sociedad.

Primer puesto: El primer anuncio del año. Es triste empezar el año viendo la caja tonta. Cambiémoslo.

El coche bailón

¿No mola el nuevo anuncio de Citroën C4? ¿El coche bailón?

Desde luego a mi me encanta, y la cancioncilla es genial. Es una especie de Transformer. Vamos, que si yo supiera conducir, y lo que es más importante, tuviera dinero, me lo compraría sin dudar.

He buscado un poquito de información sobre el anuncio, que bueno, ya sabemos que en la industria de la publicidad más que anuncios son pequeñas historias, llenas, por cierto, de efectos visuales. ¿O vamos a comparar este anuncio con el del reportero que visita a la ama de casa queriéndole encasquetar el nuevo friegaplatos?

Para hacer bailar al Citroën C4, los creativos utilizaron al coreógrafo del cantante pop Justin Timberlake, Marty Kudelka, a quien colocaron sensores por todo el cuerpo para registrar sus movimientos en 30 pasos de baile. El C4 robot los reproduce con exactitud, aunque por supuesto, hay pequeños errores. Como por ejemplo, en el momento en el que el transformer “cruza las piernas” no se produce ningún choque entre ellas.

El spot fue rodado en París. El baile del robot ha paseado por diversos foros en los que los internautas han destacado, entre otras cosas, su originalidad, su modernidad y su carácter joven y dinámico, características que se asocian al Citroën C4 (sic).

Por cierto, si sois seguidores de los Simpson, os acordaréis del capítulo en el que Homer le pone la voz al perro Poochie. Originalidad, modernidad, carácter joven y dinámico… Jajajaj, espero que algún/a frikie de los Simpson haya pillado esta pequeña “coincidencia”. ¿O quizá soy demasiado frikie?

Como siempre, de todo anuncio o película, salen parodias. Pero lo más divertido es que los propios creadores se parodien a sí mismos. No sé si os acordaréis de aquel Citroën 2CV, comúnmente llamado “dos caballos”. Pues echad un ojo a este vídeo, porque el final no tiene desperdicio:

Y ahora que empiezan las vacaciones y mucha gente sale a la carretera, por favor, sed prudentes.