El eslogan publicitario de L’Oréal es «Porque nosotras lo valemos». Pero no va en serio, claro. Si lo hiciera, podría incluir a personas que se parezcan a “personas de verdad” en sus campañas de marketing. Así que la ASA “Autoridad de Estándares de Publicidad” ha decidido prohibir dos anuncios de L’Oréal: esto podría ser el comienzo de algo maravilloso.
En los dos anuncios salen, respectivamente, Julia Roberts de 43 años y Christy Turlington de 42 promocionando la base de maquillaje Lancôme Teint Miracle (fijáos qué cara le han dejado) y la base de maquillaje “eraser” de Maybelline (nótese el uso de la palabra “eraser”, que en inglés significa borrar, aniquilar, arrasar, y echad un ojo al anuncio). Estas señoras tienen ya una edad, en el mundo de la moda y belleza son unos vejestorios. Así que la belleza hizo lo que pensó que sería oportuno: tomó las fotografías, observó los defectos y los eliminó. Así aparecieron estas mujeres, improbablemente radiantes, extrañas y casi radioactivas.
Ningún maquillaje puede hacer eso. Las dos damas de los anuncios han sido digitalmente retocadas hasta el extremo. La marca también recibió críticas por la máscara de pestañas “Telescopic” en la que aparecía Penélope Cruz con pestañas postizas y el champú Elvive, protagonizado por Cheryl Cole con extensiones en el pelo.
No estoy en contra del uso del maquillaje, ni mucho menos. Tener la cara como el hijo bastardo de ET o ser Chewbacca no es mi reto. Pero el alcance de la industria de la belleza y de su hermana fea, la moda, llegan lejos para vender sus productos, de manera peligrosa y repugnante.
En busca del beneficio, se ha creado un ideal homogéneo de belleza femenina que no tiene nada que ver con cómo las mujeres son realmente. Ese ideal es una abominación – muerto de hambre, depilado, planchado, encogido y esquelético.
Su meta es VENDER INSATISFACCIÓN porque claro, el que te gustes a ti mismo no vende nada.
En los 50, 60 y en los 70 una talla 40, con caderas y pechos podría ser un bombazo en el cine. Marilyn Monroe, Jane Russell, Ava Gardner – todas tenían carne y rostros interesantes con imperfecciones. Jane Russell tenía unas cejas puntiagudas y la Gardner tenía un hoyuelo en la barbilla maravilloso. Eran personas, nada más. Las modelos y actrices de ahora son pequeñas y extrañamente idénticas, con toda la grasa absorbida y más pintadas que una puerta, extensiones de pelo hasta el infinito, con el efecto “chupachups” (la cabeza es enorme en comparación con el cuerpo), dietas, entrenadores personales… Eso no sólo es aburrido, ofensivo y una pesadilla para la gente que le gusta ver actrices que de verdad saben actuar, en vez de posar poniendo morritos. La cámara miente, y hoy más que nunca.
No tenéis más que fijaros en la semana de la moda de cualquier lugar – un evento de monstruoso autoengaño y estupidez. Me fijo más que en los modelitos en los pequeños bracitos de las maniquíes, que son del mismo grosor que sus muslos. Parecen enfermas, tambaleándose en esos tacones imposibles. Y la gente aplaude enloquecida cuando aparece el creador de tales telas, y te fijas en él/ella y te preguntas porqué no hace prendas para gente como él/ella, gente pequeña, no muy delgada, feúchos… Son inmunes y han olvidado cómo es la gente normal. También me doy cuenta de que ellos mismos son víctimas de su propio sueño. Galliano es un gilipollas, McQueen está muerto y sospecho que sintiera algún aprecio por las mujeres. ¿Quién ve cómodo caminar con estos zapatos tan horrendos? Ambos Valentino y Lagerfeld parecen que hubieran abusado en demasía de la cirugía estética, lo que sugiere que no les gusta mucho el espejo. Estos diseñadores no aprecian a las mujeres, quieren vernos embutidas en tallas 34, con piernitas que apenas nos sostengan sobre zapatos horrorosamente enormes, con maquillaje que acentúen los huesos de nuestras caras. Y las caras de estos individuos reflejan tristeza e insatisfacción, como mujeres viejas. Me gustaría verlos en pantuflas y batita saliendo a por el pan.
Cuando una modelo deja la pasarela y muere de fallo cardíaco o anorexia siempre surge algún debate sobre prohibir la talla cero (que es una 34 en Europa) y que se usen mujeres de “talla grande” o talla 6 (talla 40 en Europa, jaja, talla grande). En 2006 Armani dijo que había que luchar contra la anorexia. Mirad su colección de otoño-invierno 2011/12 y me decís si algo ha cambiado.
A veces un producto, como Dove usa “mujeres de verdad” – lo que significa gordas – en sus anuncios, pero esto es sólo es una artimaña. Una persona normal se siente identificada e incluso llega a decir “deberían hacer más anuncios como estos”. Un claro ejemplo de publicidad hipócrita. Utilizando, manipulando y exprimiendo las debilidades del ser humano han conseguido posicionarse en el mercado y además quedar como buenos, comprensivos y tolerantes. Su campaña publicitaria donde nos muestran a las “mujeres reales” y “la belleza real” me hace alucinar como pocas cosas. ¿Me lo parece a mí, o son todas guapas? Son distintas constituciones físicas, pero lo mejor de cada una de ellas. Esas chicas has sido elegidas bajo un exhaustivo casting, más complejo quizá, que elegir a una modelo “estándar”. ¿Me están tomando el pelo? Si nos van a mostrar su “belleza real”, ¿por qué no han elegido 6 chicas al azar?
Espera que ahora es cuando me da la risa, pues resulta que Dove es una marca de Unilever que entre otras tiene a Axe, caracterizada por una publicidad de claro carácter sexual protagonizada por mujeres macizorras. Por un lado Dove, un producto orientado a la mujer y con un mensaje de aceptación de múltiples tipos de belleza y fomentando la autoestima y por otro lado Axe, un producto orientado al hombre, que explota el actual prototipo de belleza… sí, sí el de las «irreales«.
Y por favor, no empecéis a contarme que cada marca es independiente que me aburro. Es fantástico que la gente se acepte tal y como es, pero no lo utilicéis para venderme productos y compartas beneficios con los provenientes de los que predican un rol radicalmente opuesto.
Esto es como la tendencia actual de las empresas de hacer productos que respeten el medio ambiente. No es que les preocupe, lo que previamente han jodido sin escrúpulos, simplemente que la sociedad va tomando conciencia y el mercado destinado a este tipo de personas aumenta… y con ellas las ventas.
La revista Vogue hizo un reportaje donde el propio fotógrafo era fotografiado… sin cabeza. Probablemente era demasiado feo para aparecer con cabeza. Esa era la venganza de Vogue: hazle más delgado, quítale la cabeza.Eso es lo que quieren de nosotras, las mujeres, que no pensemos. Tenemos impuestos unos cánones que han pensado 3 misóginos de pacotilla. ¿Qué tiene de hermoso una mujer escuálida, con los pómulos afilados, con la clavícula sobresaliendo, con las costillas marcándose a través de las telas? ¿Por qué nos quieren ver así? ¿Por qué te quieres ver así?