Da pena, es cierto. Y más si se trata de una persona joven. Afortunadamente no ha fallecido, pero no tuvieron la misma suerte otros jugadores de fútbol, como Puerta.
¿Qué hay detrás de todos estos infartos en personas jóvenes y sanas? Son deportistas, tienen controles de salud día sí y día también.
Os lo digo yo. Dinero, dinero y dinero.
El fútbol ha dejado de ser un deporte hace mucho tiempo, para convertirse en una mafia de espónsores, marcas, publicidad, trapicheos, compra-venta, cifras millonarias que casi dan vértigo (¿Cuánto se pagó por C. Ronaldo? No sé ni calcularlo en nuestra antigua moneda).
Y no se quiere meter la zarpa en un deporte que mueve tantísimo dinero con pruebas de dopaje y otras sustancias.
A ojos de una mera espectadora como yo (nada aficionada a ver deporte) me llama la atención las numerosas pruebas de dopaje y sus respectivos resultados con finales tristes en deportes como atletismo; y, sobre todo, ciclismo. ¿Qué pasa con el fútbol? Es un deporte del que se sabe prácticamente todos los días, siempre hay partidos, pero en serio, jamás he escuchado una noticia de dopaje en el fútbol.
No hace falta ser médico para saber que estos jugadores con contratos millonarios disfrutan de un nivel de vida que muchos ni aspiramos a soñar, donde disponen de servicio, cochazos, casas enormes, asisten a fiestas donde seguramente se tengan acceso a sustancias. O me pongo en lo peor, el club al que pertenecen se las suministra. Y ojo que no estoy diciendo nada de lo que escandalizarse.
Es cierto que el fútbol no es un deporte de alta resistencia, como por ejemplo el atletismo o el ciclismo, donde tu máximo fuerte es aguantar hasta lo que más puedas, pero ¿por qué de un tiempo a esta parte personas jóvenes y deportistas están sufriendo infartos?
Ya no tenemos la baza de la juventud, ahora nadie se escapa.
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