Diez tratamientos médicos de la Edad Media

La cirugía en la Edad Media era rudimentaria, muy básica y… ¡dolorosa! Los cirujanos tenían muy pocos conocimientos sobre anatomía humana, anestesia o métodos antisépticos para mantener las heridas e incisiones fuera de infecciones. Cuando llegaba el momento de ser paciente, no era una experiencia muy placentera, pero si querías sobrevivir, no quedaba otra. Los cirujanos en la temprana Edad Media eran la mayoría monjes, básicamente porque eran los únicos que sabían leer y tenían acceso a obras médicas, la mayoría escritas por estudiosos árabes. Pero en el año 1215, el Papa dijo que los monjes tenían que dejar de practicar cirugía, así que instruyeron a diferentes personas para que la llevaran a cabo. Los granjeros, que tenían un poco de experiencia en este campo castrando animales, fueron a los que la gente recurrían para extracciones de dientes e incluso operaciones de cataratas. ¿Pondrías tu vida en manos de un granjero?

Pero hubo grandes éxitos, de todas maneras. Arqueólogos en Inglaterra han encontrado un cráneo de un campesino del siglo XII al que aparentemente habían golpeado con un objeto contundente y romo. Un examen más preciso mostró que al hombre le habían practicado una técnica quirúrgica llamada “trepanación”, por la que se agujereaba el cráneo del paciente con un torno, permitiendo que la presión sanguínea se redujera y se pudieran también extraer coágulos de sangre, permitiendo que el paciente viviera.

LA ANESTESIA

Hay que comprender que en la Edad Media la cirugía solo se usaba en caso de vida o muerte. Y quiero decir que solo se usaba en partos o en caso de que la vida de la persona corriera peligro, únicamente. Una de las razones es que no había métodos anestésicos fiables para reducir el dolor de una incisión o corte en el cuerpo. Se usaban algunas pociones y brebajes para inducir al sueño pero eran potencialmente letales. Un ejemplo de este brebaje era una mezcla de jugo de lechuga, líquido vesicular de un jabalí castrado, brionia (una planta), opio, beleño (otra planta muy venenosa), cicuta (el veneno que mató a Cicerón) y vinagre. Todo mezclado con vino antes de dárselo al paciente. Imaginaros los efectos que puede llegar a tener todo esto. Ya de por sí la cicuta es veneno y podría causar la muerte. Mientras que la anestesia te produce un profundo sueño, esta mezcla lo que podía hacer es que el paciente dejara de respirar. Paracelso, un físico suizo de la Edad Media, fue el primero en usar el éter para usos anestésicos. Aunque el éter no ganó confianza entre los médicos, se redescubrió en América 300 años después. Paracelso también uso láudano y opio para sus intervenciones, usadas actualmente para aliviar el dolor.

CONJUROS Y RITUALES PAGANOS

La medicina de la Edad Media a menudo se mezclaba con el paganismo, la religión y la ciencia. Mientras la iglesia ganaba poder, los rituales paganos eran ofensas castigadas muy duramente. Una de estas ofensas dice lo siguiente: “Cuando el sanador se aproxima a la casa del enfermo, si éste encuentra una piedra en el camino, debe cogerla y tirarla hacia atrás y ver dónde cae. Si cuando va a comprobarlo encuentra algo vivo debajo, un gusano, una mosca u hormiga, el enfermo sanará. Los pacientes que habían contraído la peste bubónica tenían que practicar penitencia – confesar sus pecados y llevar a cabo lo que dijera el sacerdote – ese era un “tratamiento” común contra la peste.

OPERACIÓN DE CATARATAS

Una operación de cataratas incluía (atención aprensivos): insertar un instrumento afilado, véase cuchillo o aguja larga, a través de la córnea y forzar así la lente del ojo para su extracción (todo esto sin anestesia). Una vez que la medicina islámica se esparció por la Europa medieval, la operación de cataratas mejoró. Se usó una jeringa para la extracción de las cataratas por medio de la succión. Una jeringa metálica hipodérmica y hueca se insertaba a través de la esclerótica (parte blanca del ojo) y se extraía con facilidad y apenas dolor.

VEJIGAS OBSTRUÍDAS

Es muy común que la vejiga se obstruya debido a la sífilis y otras enfermedades venéreas cuando no había antibióticos con qué tratarlas. El catéter urinario se insertaba por la uretra hasta la vejiga y se usó por primera vez alrededor del 1300. Cuando el tubo no podía pasar a través de la vejiga, se practicaban otros métodos, cuanto menos novedosos, asicomo  dolorosos y peligrosos, más que la enfermedad en sí.

Aquí una pequeña descripción para el tratamiento de las piedras renales: “Si hay una piedra en la vejiga se deberá buscar una persona fuerte que se siente en un banco, con sus pies en un taburete y hacer sentar al paciente en su regazo, las piernas atadas al cuello con una cuerda o a los hombros de los asistentes. El médico se posiciona detrás del paciente e inserta dos dedos de su mano derecha en el ano, presionando con su mano izquierda la zona púbica del paciente. Con los dedos agarrando la vejiga desde arriba, presionar fuertemente. Si está duro, eso es que hay piedra. Si se quiere extraer, se le recetará al paciente dieta blanda, mucho agua y dos días de ayuno antes de proceder de nuevo. Al tercer día, se procede a localizar la piedra, llevarla hasta el cuello de la vejiga y en la entrada realizar un corte longitudinal en el ano y extraer la piedra.”

CIRUJANOS EN EL CAMPO DE BATALLA: EXTRACCIÓN DE FLECHAS

El uso del arco de largo alcance fue un problema para los cirujanos: la extracción de sus flechas, que lanzadas a larga distancia, penetraban en el cuerpo a gran profundidad. Las cabezas de las flechas no estaban necesariamente pegadas sobre sus ejes, sino que estaban atadas o pegadas con cera de abeja caliente. Después de que la cera se asentara se podían manejar normalmente, pero una vez la flecha penetrara, la cabeza se quedaría dentro del cuerpo. Una solución fue la llamada “cuchara de flecha”, basada en un diseño de un médico árabe llamado Albucasis. La cuchara se inserta en la herida y se ata alrededor de la punta de flecha que se extraerá sin causar daño adicional mientras que las puntas salen hacia afuera.

Heridas como estas también se trataron con la cauterización, donde se aplicaban hierros candentes en las heridas de modo que el tejido y las venas se sellaban, previniendo así la pérdida de sangre y la infección. Este método se usó sobre todo en los casos de amputaciones.

LAS SANGRÍAS

Los médicos en la Edad  Media creyeron que la mayoría de las enfermedades humanas eran el resultado de exceso del líquido en el cuerpo (llamado humor). La curación quitaba exceso de líquido sacando grandes cantidades de sangre del cuerpo. Dos de los métodos principales de sangría era con el uso de sanguijuelas y el otro por medio de un corte en el brazo o “venesección”. La sanguijuela se colocaba en la parte afectada del paciente. El gusano absorbería la sangre antes de caerse.

La venesección consistía básicamente en la apertura de una vena del brazo, para proceder a su drenaje. La herramienta usada para esto es una especie de lanceta o lámina de unos 3 centímetros, de largo que penetra en la vena permitiendo a la sangre salir por la pequeña herida. La sangre va a un pequeño tazón donde se mide la cantidad de sangre extraída. Los monjes de varios monasterios se sometían a sangrías habituales – tanto si estaban enfermos o no – para, según ellos, mantener la buena salud y también hacer más llevadera la abstinencia sexual. También se eximían de ciertas tareas después de someterse a este tratamiento, puesto que debilitaba bastante.

LOS PARTOS O PREPARACIÓN PARA LA MUERTE

Los alumbramientos en la Edad Media estaban considerados de alto riesgo e incluso mortales, por eso la Iglesia advertía a las mujeres parturientas y les recomendaba que confesaran sus pecados antes de dar a luz, en caso de fallecimiento. Las matronas tenían un papel importante en la Iglesia debido a su papel en bautismos de emergencia y estaban regulados por las Leyes de la Iglesia Romana. Para guardarse contra la brujería, la Iglesia expedía una licencia por medio del obispo y juraban no usar la magia mientras asistían a las mujeres en el parto. En situaciones donde el bebé viniera en posición anormal (de nalgas) y dificultara el parto, la matrona procedía a su colocación “inutero”. Un bebé fallecido el cual no hubiera sido capaz de salir al exterior, debería ser desmembrado en el útero con instrumentos afilados y extraído con una especie de pinzas.

EL ENEMA O CLÍSTER

La versión medieval del enema se llamaba clíster, que realmente era un instrumento para inyectar fluidos dentro del cuerpo a través del… sí señor, el ano. El clíster era un tubo metálico largo con un extremo ahuecado, por el que se introducían los líquidos. El otro extremo tenía unas perforaciones o agujeros, que es el que se introducía en el ano. Los líquidos se vertían con la ayuda de un émbolo. El líquido más común era
agua tibia, aunque también se usaban brebajes como bilis de jabalí o vinagre. En los siglos XVI y XVII el clíster medieval fue substituido por la jeringuilla común.En Francia, el tratamiento llegó a estar absolutamente de moda. El rey Luis XIV tenía alrededor de 2.000 enemas.



5 Respuestas a “Diez tratamientos médicos de la Edad Media

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  2. Demasiado interesante y gracias a Dios nacimos en este siglo. 😛 gracias y saludos!

  3. Excelente aporte sobre los tratamientos usados durante la edad media exitos

  4. Pingback: Guía didáctica sobre la Edad Media – ProfeReynold

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