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Seis comidas que todo el mundo debería adorar

Permitidme que haga un pequeño prefacio a este texto, lo siento por los que son alérgicos o intolerantes a algunos alimentos, es un hecho desafortunado y una excepción a esta regla. Si eres físicamente incapaz de comer alguna de estas delicias, es comprensible, pero al menos deberías tener algo de aprecio por lo que estos alimentos representan. Deberías amarlos desde lejos.

1. Queso.

Una o dos veces en mi vida me he encontrado con una persona que, a pesar de no tener ninguna intolerancia o alergia a los productos lácteos, simplemente ha decidido odiar el queso. Simplemente no les gusta y lo evitarán a toda costa. He escuchado adjetivos como “apestoso”, pues sí, hay quesos más apestosos que otros, pero estoy segura de que hay alimentos mucho más apestoso y cuyo olor no incita a comerlos. Aparte del hecho de que el queso viene en una variedad tan amplia de texturas y  sabores que sería imposible encasillarlo con un solo adjetivo, el queso en todas sus formas, es algo que debe ser respetado. Ya sea un cabrales, un manchego, un camembert derretido, un tranchete en un sándwich, un babybel en la merienda… El queso es algo excepcional. Y hay que pensar en todos los platos que nos perdemos por no tomar queso: macarrones con queso, pizzas, hamburguesas, muchas cremas y purés llevan queso. Las posibilidades con el queso son infinitas.

2. Pan.

Hay gente que come sin pan. ¿Cómo es eso posible? El pan nuestro de cada día, ya lo dicen las escrituras. Hay que comer pan todos los días, lleve o no lleve salsa el almuerzo. Yo he descubierto hace poco el pan de centeno o pan negro, muy famoso en Alemania. En los países asiáticos el pan no es muy común, ellos lo suelen sustituir por arroz, que está presente en todos sus platos. Me encanta el pan en todas sus formas: baguette, pistola, de picos, de molde, integral, colines, tostaditas… No hay como un buen final de plato como tomar un pedazo de pan y dejarlo limpio.

3. Té.

Yo antes pensaba como tú. Solía pensar el té es el café de los débiles, las infusiones son para cuando estás malito de la barriga. Puedes sentirlo depurando tu cuerpo y alma mientras viaja por tu esófago. Y puedes realmente tomar el que quieras sin acabar con una cagalera mítica digna de recordar o con un dolor de cabeza de tres pares.

4. Barbacoa.

Nótese que no especifico ningún tipo de carne, simplemente… barbacoa. Porque da igual lo que se ponga sobre la parrilla, todo es delicioso. Costillas, sardinas, pollo, hamburguesas, chorizos parrilleros, panceta… La barbacoa representa todo lo bueno de este mundo.

5. Patatas.

¿Fritas, asadas, cocidas, de las rizadas, en puré con mantequilla? ¿Quién eres tú si no te gustan las patatas y qué es lo que haces con tu patética vida?

6. Chocolate.

Oigo que a alguien no le gusta el chocolate y de repente se me paraliza el corazón, se me entumecen las extremidades, un zumbido, como un pitido lo oigo en el interior de mi cerebro, que ahoga mi capacidad de escuchar cualquier otra cosa que ese miserable me esté diciendo. La idea de que no guste el chocolate es, cuanto menos, un sacrilegio. Si no te gusta el chocolate es porque no lo mereces. Disfrutad de vuestros infiernos de vainilla.